El presidente de Brasil puso en un plano de igualdad a ese sector de la izquierda con el nazismo. «Es nuestro deseo que organizaciones como el comunismo, sean alcanzadas y combatidas por nuestras leyes», dijo. Antes, el podcaster Bruno Aiub, alias Monark, fue expulsado de los estudios donde trabajaba por apología del nazismo y defender la creación de un partido nazi local.

Jueves 10 de febrero de 2022 (Télam). El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, defendió la criminalización legal del comunismo, al repudiar la apología del nazismo realizada esta semana en un famoso programa de las plataformas digitales por el conductor y el diputado neoliberal Kim Kataguiri, un exbolsonarista aliado al exjuez y candidato presidencial Sérgio Moro.
Bolsonaro demoró dos días en intervenir en la polémica nacional involucrando a Kataguiri y al conductor, conocido como Monark, del programa Flow, quienes defendieron que Brasil deba tener un partido nazi legalizado como parte de la libertad de expresión, incluso pese a que su presencia implicaría una amenaza para la comunidad judía.
El mandatario aprovechó la condena al nazismo para compararla con el comunismo, una de las ideologías con las que se enfrentó en la Segunda Guerra Mundial, y apoyar el proyecto de su hijo, el diputado Eduardo Bolsonaro, para hacer ilegal al comunismo en Brasil y a los partidos que usan ese nombre.
«Es nuestro deseo que otras organizaciones que promueven ideologías que defienden el antisemitismo, la división de personas en razas o clases y que también diezmaron millones de inocentes en todo el mundo, como el comunismo, sea alcanzada y combatida por nuestras leyes», dijo Bolsonaro en un texto divulgado por sus redes sociales.
Bolsonaro dijo que el nazismo «debe ser repudiado en forma irrestrica, permantente y sin reparos que permitan su reflorecimiento, así como cualquiera otra ideología totalitaria que ponga en riesgo derechos fundamentales como el derecho a la vida y la libertad».
El mandatario de ultraderecha tuvo funcionarios acusados de nazis, como Mario Alvim, secretario de Cultura que debió renunciar luego de hacer un video inspirado en el ministro de Propaganda nazi, Joeph Goebbels.
O el caso del asesor en asuntos externos Filipe Martins, quien fue acusado de hacer un gesto a favor de supremacistas blancos estadounidenses durante una audiencia en el Senado que estaba siendo televisada.
La agenda de ultraderecha de Bolsonaro y sus aliados vencedores en las elecciones de 2018 han permitido la irrupción de sectores que eran marginales del submundo de la política, identificados con el expresidente estadounidense Donald Trump y su estratega político Stephen Bannon.
Bolsonaro posee un discurso anticomunista desde antes de su elección, y durante la pandemia vinculó a esa ideología a las cuarentenas para combatir la transmisión del coronavirus.
El escándalo del presentador Monark le valió que le levantaran el programa y que perdiera todos sus patrocinadoras en el show que se transmite por la exitosa plataforma digital Flow.
Tanto Monark como el diputado Kataguiri están siendo investigados por apología del nazismo por la fiscalía general.

Kim Kataguiri.

Un pedido para destituirlo por falta de decoro en el Congreso fue presentado por Eduardo Bolsonaro, el oficialista Partido Progresista (PP) y el opositor Partido de los Trabajadores (PT).
El expresidente Luiz Inácio Lula da SIlva, favorito para las elecciones del 2 de octubre, vinculó el escándalo de la reivindicación del nazismo a la negación de la política que ha sido parte del discurso bolsonarista.
«En toda la historia de la humanidad, cuando se niega la política, lo que viene después es siempre peor. Diseminaron desconfianza en todos los dirigentes y eligieron alguien que era diputado hacía 28 años y se vendió como que no era un político. El resultado lo estamos viendo», afirmó el líder del PT.
Según la encuesta Quest divulgada ayer, Lula tiene 45% de intención de voto y Bolsonaro 23 por ciento.
Como todos los rivales llegan al 42 por ciento en total, aumentan las chances de Lula vencer en primera vuelta, algo que ocurrió en la historia del Brasil post Constitución de 1998, solo en 1994 y 1998, cuando el vencedor sin necesidad de balojate fue Fernando Henrique Cardoso (1995-2002).

Expulsado por reivindicar el nazismo

Bruno Aiub.

Uno de los influenciadores digitales más famosos de Brasil, el podcaster Bruno Aiub, conocido como Monark, fue expulsado este martes de los estudios donde trabajaba por apología del nazismo y defender la creación de un partido nazi brasileño, en el marco de una discusión que mantenía con sus invitados, los diputados Tabata Amaral y Kim Kataguiri.
Una ola de indignación se levantó en Brasil sobre el asunto, sobre todo cuando los patrocinadores del show «Flow Podcast», muchas multinacionales y grandes empresas brasileñas, se sumaban por las redes sociales a anunciar que cortaban todos los contratos.
Aiub, un autodenominado libertario, forma parte del poderoso mundo de las plataformas digitales de Brasil, con empresas de contenidos cuyos conductores pueden llegar a ganar cerca de 10.000 dólares mensuales, según dijo a Télam un especialista en este mercado, destinado a los jóvenes que han dejado de ver televisión o escuchar radio.
Figuras como el exfutbolista y exentrenador Zico anunciaron que no iban a ir más como invitados al programa a raíz de la reivindicación del nazismo realizada por Monark, quien luego pidió perdón y argumentó que estaba «ebrio» cuando minimizó que el pueblo judío podría estar en peligro en caso de que una fuerza política defendiera los valores del dictador de Alemania Adolfo Hitler.
«La izquierda radical tiene mucho más espacio que la derecha radical, las dos tienen que tener espacio y yo soy más loco que ustedes. Creo que los nazis deberían tener el partido nazi reconocido por ley. Si alguien quiere ser antijudío, debería tener ese derecho de libertad de expresión garantizado», afirmó Monark.
Además mencionó como ejemplo la libertad de expresión incluso para reivindicar a los nazis que existe en Estados Unidos.
La diputada Amaral, del Partido Socialista Brasileño (PSB), le rebatió que la libertad de expresión para un nazi significa una amenaza permanente hacia la integridad física del pueblo judío, víctima del Holocausto en la Segunda Guerra Mundial.
Kim Kataguiri, del partido Demócratas, considerado un ultraliberal desde que lideró el Movimiento Brasil Libre que ayudó a las manifestaciones por el impeachment contra Dilma Rousseff en 2016, opinó que estaba en contra de la decisión de Alemania de no permitir la existencia de un partido nazi.
Kataguiri además dijo que la izquierda estaba más representada que la derecha extrema en Brasil.
Kataguiri fue uno de los principales pilares de Jair Bolsonaro en la campaña presidencial de 2018, aunque luego dejó de respaldarlo en el Congreso.
El show de Monark en Flow, empresa de la que es fundador, era uno de los más populares de Brasil y forma parte del nuevo ecosistema de influenciadores en el mundo digital al que varias marcas apuestan.
Parte del programa, el segmento deportivo, tenía el patrocinio de la Federación de Fútbol del estado de Río de Janeiro.
La agrupación Judíos por la Democracia pidió a la fiscalía la intervención para detener y abrir un proceso contra el conductor del show que tiene 3,6 millones de seguidores en Youtube.
La discusión en el programa fue acalorada pero ninguno de los invitados se levantó ante la apología del nazismo, al punto que Monark, Kataguiri y Amaral hicieron una fotografía conjunta al final del programa.