Toda la prédica del papa Francisco estuvo dirigida a denunciar los efectos que la hegemonía del capital financiero impuso con mano de hierro sobre el mundo periférico, tanto desde un punto de vista geopolítico, como social.
Domingo 27 de junio de 2021. ¿Por qué tomamos medias verdades para discutir mentiras enteras?
El capitalismo, la derecha y el patriarcado siempre logran arrancar una mentira completa que legitimamos en repeticiones y discusiones, de una media verdad o una frase recortada.
Y acá estamos de nuevo: discutiendo lo que dijo el Papa Francisco en su discurso ante la Organización Internacional del Trabajo.
¿Y qué dijo el hombre? Dijo mucho y entre medio, dijo que la propiedad privada es un derecho secundario, subordinado al derecho universal sobre los bienes de la tierra.
¿Qué discutimos y proponemos sobre esa frase sin contexto que los medios irresponsables lograron convertir en debate? Nos enojamos porque nos van a sacar la vivienda Iprodha o el monoambiente y contraatacamos proponiendo instalarnos en las suntuosas sedes del Vaticano o en sus parques y casas de descanso que la iglesia posee en todo el mundo.
A esa pavada nos llevaron.
Lo que dijo Jorge Bergoglio es lo que dijo siempre. Pero también, es ni más ni menos una de las líneas del pensamiento católico que viene desde el año 1200 con Santo Tomás de Aquino, inspirado de autores como San Isidoro de Sevilla que lo profesaron allá por el año 600. Una idea que tiene por lo menos 1400 años irrumpe en la agenda de los medios para tergiversar la reflexión del cura argentino, jefe de la iglesia católica del mundo, que dejó sugerencias a los sindicatos, marcó responsabilidades dirigenciales, cuestionó el papel de tantos empresarios y puso de relieve la importancia de reorientar la economía mundial tomando en cuenta los intereses de los trabajadores.
A través de su mensaje el Papa Francisco pidió a la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y a las autoridades relacionadas con estos temas, soluciones para salir de la actual crisis laboral “buscando el bien común” y priorizando “a los trabajadores que se encuentran en los márgenes del mundo del trabajo”.
¿Se entiende? Hay definiciones contundentes, inequívocas, que no tienen lugar a interpretaciones aviesas.
Bueno, aún así, lo hicieron de nuevo y nos llevaron a discutir mentiras enteras que surgieron de medias verdades. Nos vendieron humo: es un delirio pensar que el debate por la propiedad privada es el debate por el título de propiedad de viviendas y chacras.
¿Pero por qué lo hacen? Primero porque hay una fuerte tendencia a comprar humo. Eso es básico.
Pero también, porque detrás de todo esto hay una ideología de la igualdad. No del comunismo ni del socialismo sino de la no explotación. Es decir que se trata de uno de los principios siempre enunciado por el peronismo sobre la función social del capital. Y la propuesta hoy, desde el jerarca católico, de ver si el gran capital va a tener una función social o seguirá siendo una cosa especulativa.
Rescata el cura ese principio político de casi todo el pueblo argentino y deja ver, sin grietas, que su compromiso no es solo declamativo y que va acompañado por su simpatía por el peronismo, por el movimiento sindical argentino y su labor entre los más pobres y desheredados, rescatando esa concepción social de la propiedad, esa preeminencia del destino universal de los bienes por sobre su apropiación privada, vigente todavía en la Argentina actual, apoyado en su experiencia histórica que lo sustenta y fortalece para hacer tremendo llamado por mundo más justo.
Ese es Francisco. Toda su prédica como Papa estuvo dirigida a denunciar los efectos que la hegemonía del capital financiero impuso con mano de hierro sobre el mundo periférico, tanto desde un punto de vista geopolítico, como social. Por eso sus palabras impactan en el centro del poder financiero mundial y llega a las periferias del mundo.