Un reciente informe alertó sobre el bajo rendimiento de los estudiantes argentinos. Desde distintos organismos entienden que el cese de la presencialidad en las escuelas, debido a la pandemia, pudo profundizar los problemas educativos en el país. Otros informes internacionales califican a la suspensión de clases presenciales como “catástrofe educativa”. Unicef Argentina estimó que al menos 357 mil niñas, niños y adolescentes abandonaron sus estudios durante el 2020.

Por Matías Machado

Sábado 16 de abril de 2022. El reciente informe del Observatorio Argentino por la Educación dejó datos preocupantes: de cada cien estudiantes en todo el país, sólo el 53 por ciento finaliza en el tiempo teórico. Y sólo el 16 por ciento alcanza conocimientos suficientes de lengua y matemática.
Esos datos son la radiografía del estado de la educación en Argentina, que se registraron en medio de la pandemia de Coronavirus, lo que significó la suspensión de clases presenciales como en la mayoría de los países, con la intención de mitigar el avance del Covid19.
En Misiones, el presidente del Consejo General de Educación, Alberto Galarza, entiende que, “sin lugar a dudas”, el parate en las clases presenciales profundizó los datos que refleja el informe. Algunos organismos internacionales van más allá, al denominar a la suspensión de las clases presenciales como una “catástrofe educativa”.

Escuelas cerradas
Más de 10 millones de estudiantes y unos 900 mil docentes de nivel inicial, primaria y secundaria de todo el país dejaron de encontrarse en las aulas de las escuelas desde el 19 de marzo del 2020 cuando cerraron las aulas de Argentina, con la intención de evitar la propagación descontrolada de Coronavirus.
Y aunque el sistema educativo no estaba preparado para dejar la presencialidad, la mayoría de los países optaron por la educación remota a través de internet para continuar con la formación de los alumnos. En el planeta, más de 1.600 millones de estudiantes dejaron de ir a la escuela, es decir, el 95 por ciento de la población estudiantil del mundo, porcentaje que en los países pobres llegó al 99 por ciento.
Argentina se destacó entre los países que más tiempo estuvieron con las escuelas cerradas: 322 días (corridos), superado en América Latina por los 368 de México y 328 de Costa Rica.
Entre tanto, los países de la Unión Europea, los Estados Unidos de Norteamérica y Gran Bretaña no superaron los 200 días sin clases presenciales, entre cierres parciales y totales de sus escuelas. En Asia, en tanto, la mayoría de los países no superaron los 60 días sin clases presenciales.

Una catástrofe generacional y educativa
“Nos enfrentamos a una catástrofe generacional que podría desperdiciar un potencial humano incalculable, minar décadas de progreso y exacerbar las desigualdades arraigadas, con repercusiones inmediatas y de largo plazo en ámbitos como la nutrición y el matrimonio infantil, así como la igualdad de género”, advirtió el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres.
El Banco Mundial, la UNESCO y UNICEF advierten en un informe que el planeta está frente a una “catástrofe educativa” debido a que la generación de estudiantes presente corre el riesgo de perder unos 17 billones de dólares estadounidenses, del total de ingresos que percibirán durante toda la vida, o cerca del 14 por ciento del PIB mundial actual, como consecuencia del cierre de las escuelas vinculado con la pandemia de Covid19.
Además, la pobreza de aprendizajes, definida como el porcentaje de niños de 10 años incapaces de leer y comprender un relato simple, podría haber crecido un 20 por ciento. Por otro lado, luego de un año escolar sin presencialidad, el 71 por ciento de los estudiantes de los primeros años de la escuela secundaria pueden no ser capaces de comprender adecuadamente un texto de moderada extensión.
Las pérdidas de aprendizaje estimadas fueron mayores en matemáticas que en lectura, y afectaron de manera desproporcionada a los educandos más jóvenes (niños de primaria), a los que provienen de hogares con bajos ingresos y a las niñas.
Los niños provenientes de hogares con bajos ingresos, los niños con discapacidades y las niñas tuvieron menos oportunidades de acceder al aprendizaje a distancia que sus compañeros. Esto se debió a menudo a la falta de acceso a las tecnologías y la carencia de electricidad, conectividad y dispositivos, así como a la discriminación y las normas de género.
El informe indica mayores pérdidas entre las niñas, ya que están perdiendo con rapidez la protección que las escuelas y el aprendizaje ofrecen a su bienestar y a sus oportunidades de vida. En algunos países, se constató una pérdida de aprendizaje más significativa entre las niñas y un aumento del riesgo de enfrentarse al trabajo infantil, la violencia de género, el matrimonio precoz y el embarazo.
Otro informe del Banco Mundial afirma que “un niño que cursaba tercer grado cuando las escuelas estaban abiertas y que ahora regresa a clases después de un año y medio de cierre, tiene el nivel de un alumno de tercer grado, no de quinto”. Algunos estudios internacionales hablan de una pérdida de más del 80 por ciento de los aprendizajes de un año escolar.
Además se detectó un aumento de problemas emocionales, así como del sedentarismo en los niños. Docentes de educación física afirman también que se nota un impacto en el desarrollo motriz de los alumnos.
El aumento de la deserción escolar es otra cuestión que preocupa a expertos de todo el mundo. Aún no se cuentan con datos certeros, pero se habla de un salto en el abandono escolar del 3 al 15 por ciento en países subdesarrollados: el 90 por ciento serían adolescentes que asisten al nivel secundario.

El impacto del Covid en la educación argentina
Informes del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), estiman que el cierre de las escuelas representará para la Argentina de un 6 a un 7 por ciento del PBI a futuro.
En un informe del Observatorio Argentinos por la Educación dan cuenta de que la pérdida de aprendizaje durante el cierre de las escuelas fue más grave para los niños de primaria. La pérdida de aprendizaje de un niño de segundo grado fue de un año y medio, mientras que en la secundaria se habla de una pérdida de aproximadamente medio año de escolaridad.
Por otro lado, el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA) afirma en un informe que mientras más bajo era el estrato social de los estudiantes, tuvieron menos contacto con las plataformas educativas y con los docentes, llegando al 5 por ciento en el estrato trabajador marginal.
El informe explicita: “Los principales medios de comunicación entre estudiantes y docentes fueron las redes sociales (WhatsApp, Facebook, Instagram, entre otras) (50%), plataformas virtuales (Zoom, Teams, Classroom, entre otras) (29%), por teléfono (9,6%) y otros medios (cuadernillos, Youtube, Blogs, Mail) (9%). El uso de plataformas virtuales se incrementó en la educación secundaria llegando al 40 por ciento. Las desigualdades sociales fueron muy significativas. Un estudiante del estrato medio profesional se estima que tuvo seis chances más de conectarse a través de plataformas virtuales con sus docentes que un par del estrato bajo marginal. La brecha de desigualdad, se estima en casi cuatro veces en la educación inicial, ocho veces en la primaria y cinco veces en la secundaria”.
Sobre cifras del INDEC, el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa) indicó que en el 40 por ciento de los hogares más pobres, solo el 49 por ciento tiene una computadora, mientras que en el 40 por ciento de los más ricos esa cifra llega al 94 por ciento. Además, señaló que, para el 56 por ciento de los estudiantes, la conexión con la escuela fue solo posible desde un celular, y que el 75 por ciento de los chicos estudió con dispositivos tecnológicos de uso común en el núcleo familiar.
El diario La Nación informó que un estudio realizado por el Observatorio Argentinos por la Educación mostró que hay siete provincias donde un tercio o más de los estudiantes no cuenta con conexión en su casa: Santiago del Estero (40,7%), Formosa (37,7%), San Juan (36,1%), Catamarca (35,0%), Misiones (35%), Chaco (33,5%) y Corrientes (33,3%). Estos datos impactan directamente en la calidad educativa que se tuvo durante el cierre de las escuelas y la brecha que existe entre los estratos sociales, ya que debido a la falta de conexión de los estudiantes, la mayoría de los establecimientos públicos no pudo llevar a cabo clases sincrónicas y solo utilizó servicios de mensajería como WhatsApp y Telegram. Mientras que en muchas instituciones privadas se tuvo clases de manera sincrónica por medio de plataformas de videollamadas.
Por otro lado, el Ministerio de Educación argentino hizo la promesa de tener los datos de la cantidad de alumnos que abandonaron la escuela durante la pandemia para septiembre de este año. Pero existen cifras pertenecientes a Unicef Argentina, que estiman que al menos 357 mil niñas, niños y adolescentes abandonaron sus estudios durante el 2020.

La respuesta del Estado
El Estado argentino puso en marcha varias estrategias de revinculación escolar, como el programa “Volvé a la Escuela”, donde invirtió 5.000 millones de pesos para buscar a todos los alumnos que se desvincularon de la escuela en el marco de la pandemia. El programa complementa acciones con la vuelta de Conectar Igualdad que entregará más de 1 millón y medio de notebooks en la escuela secundaria durante este año, y otros dos millones en 2023.
Además, hay un proyecto de llevar la jornada de clases de cuatro a cinco horas en la escuela primaria, que pretende focalizar la enseñanza de lengua y matemática.
El presidente del Consejo General de Educación de Misiones, Alberto Galarza, afirmó a Misiones Plural que están trabajando en un programa para mejorar los niveles educativos en la provincia, un proyecto enmarcado en la educación disruptiva.
Asimismo, dijo que distribuirán libros de lengua y matemática que envió la Nación para todos los alumnos de primaria en toda la provincia. También prevén formar docentes que trabajarán con ese material, dijo.