La producción es buena pero necesitan certificarlas. Advierten además sobre la necesidad de convertirse en cooperativas para poder vender a obras del Estado.
Viernes 3 de junio de 2022 (Prensa de TTT). Trabajadores de Misiones participaron del Primer Encuentro de Bloqueras de la Economía Popular, en Ezeiza, provincia de Buenos Aires, que reunió a más de 200 unidades productivas, organizado por la Secretaría de Economía Social del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, a cargo de Pablo Chena.
De esta provincia, asistieron trabajadores de la economía popular de Posadas, Mado, Santa Ana, Candelaria, San Ignacio, Jardín América, Puerto Piray, Colonia Delicia y Puerto Esperanza, quienes se sumaron a los reclamos al Estado de una política integral que incluya capacitación; acceso a maquinarias y financiamiento; participación en pequeñas obras públicas, además de certificaciones, apoyo técnico, cooperativismo, y otros temas relevantes al sector, con las características de la economía popular basada en el trabajo mancomunado, el compañerismo, la solidaridad y la ética.
De la jornada participaron las Facultades de Arquitectura de la Universidad Nacional de San Martín y la de Buenos Aires, y empresas de maquinarias para la fabricación de bloques. Esperan que el Gobierno prepare una línea de financiamiento para la compra de estas máquinas.
«La jornada fue muy satisfactoria. Asistimos a un conversatorio sobre la militancia y el compromiso con lo que hacemos en relación a la economía popular, y las grandes diferencias de nuestro trabajo con la economía capitalista. Para nosotros priman los valores de la economía popular: el compañerismo, la solidaridad, el compromiso y las buenas prácticas», dijo Ariel Rivarola, de Puerto Mado.
Por el Movimiento Evita y el Espacio Tierra, Techo y Trabajo, viajaron al Encuentro Nacional, Ariel Rivarola, Rubén López, Soledad Franco, Luis Ayala, Luis Alberto Fernández, Claudio Osorio, Juan Carlos Gavilán, Jorge Pereyra, Juan Carlos Cáceres y Marcos Frelig, quienes junto a otras organizaciones sociales representaron a más de 20 unidades productivas.
Fomentar el cooperativismo y generar trabajo

Entre los módulos de debate y capacitación abordaron el trabajo de bloqueras y premoldeados, donde expusieron la necesidad de certificar el producto a través de alguna universidad, y debates sobre la organización financiera y comercial de las unidades productivas, también sobre maquinarias, innovación y todo lo relacionado a la tecnología para poder desarrollar los bloques de la manera más eficiente posible.
Ariel Rivarola dijo que hablaron del impulso que «debemos dar a las unidades desde las políticas públicas” y que le solicitaron al Estado que sea partícipe del círculo económico en el rubro de la construcción: “nosotros fabricamos los bloques y participamos en hacer viviendas y otras edificaciones en las que podríamos proveer los materiales y la mano de obra” para generar trabajo, como propuesta de políticas públicas de los que participaron de la actividad», acotó.
Advirtieron también que muy pocas unidades productivas que participaron del encuentro estaban constituidas como cooperativas y esa es una deuda propia, entienden, para después exigir más intervención del Estado. En este contexto, el desafío es fomentar el cooperativismo en las unidades productivas.
Fondo solidario para comprar insumos

Cultura Artesanal, del barrio Los Compadres de Puerto Mado –una de las tres bloqueras del Evita en esa comuna- trabaja con una máquina que adquirió hace un año con el fondo solidario que todos aportan cada mes.
Repararon y pusieron a punto la máquina para poder trabajar. Con las ventas y ayuda del fondo común construyeron el playón donde fabrican los bloques. Los insumos que utilizan también salen del fondo solidario del grupo que reponen con la venta de los bloques y, cuando escasea la venta, los ladrillos quedan para el galpón comunitario que están construyendo, explican.
Para adquirir la mezcladora, juntaron dinero con la venta de pollo a la parrilla, que ayudó al proveniente del fondo comunitario y pudieron comprar una hormigonera.
El Encuentro propició medidas para mejorar la producción y los ingresos de las más de mil bloqueras de la economía popular que hay en todo el país. Los trabajadores buscan que el Estado los ayude a tecnificar, que brinde acompañamiento técnico para certificar los bloques a través de las normas Iram y, de esa manera, proveer por ejemplo a los planes de viviendas que se hacen en todo el país y acceder así al mercado formal.
Mujeres en la bloquera

Soledad Franco también participó del Encuentro nacional. Es militante del Movimiento Evita, trabaja en la bloquera San Antonio de Jardín América, unidad productiva que funciona desde hace dos años en una tierra prestada por un compañero del Evita. Son 17 personas que además de la bloquera trabajan en la producción de huertas y textiles.
La mayoría de las mujeres que comenzaron con esa tarea -que les significa un gran esfuerzo- lo hicieron motivadas en la posibilidad de fabricar ladrillos para construir y mejorar sus propias viviendas y hacer los muros.
El trabajo se hace manualmente y la producción la comercializan en los barrios y con la misma organización.
«Con nuestros bloques se construyeron iglesias y varios muros de nuestros vecinos, y también como militantes hacemos trabajos sociales ayudando a rehacer paredes de las viviendas de familias necesitadas. Generalmente producimos unos 1500 ladrillos por semana y trabajamos con moldes; pero como los hacemos en un tinglado de madera, debemos tener cuidado con la lluvia y la humedad», explicó Soledad Franco.
También coincide con que el principal déficit de las bloqueras es que no son cooperativas porque carecen de tierras propias. La mayoría trabaja en terrenos prestados o alquilados y fabrican en forma manual porque les faltan materia prima y maquinarias.