La Ley de respuesta integral al VIH y otras infecciones es una norma que nuevamente ponen a la Argentina a la vanguardia en materia de derechos, porque la normativa viene a reemplazar una que ya existía, que era del año 1990, que si bien no era mala, porque por ejemplo garantizaba el acceso universal al tratamiento de la infección por VIH, se quedó un poco atrás. Desde los años 80 del siglo pasado la ciencia avanzó muchísimo y aunque aún no se encontró una cura definitiva a la infección por VIH, se avanzó en su tratamiento al punto que se dice que hoy vivimos en la era de la indetectabilidad”, rescató Jorge Ríos en su columna de Plural TV, donde abordó otros temas relacionados con el acceso a derechos.
Sábado 9 de julio de 2022. Argentina sancionó el proyecto de ley nacional de respuesta integral al VIH, las hepatitis virales, otras infecciones de transmisión sexual y la tuberculosis, norma que propone un abordaje integral desde la salud colectiva, con un enfoque de género y de derechos humanos.
“Vivimos en una era que cambió con respecto a la tecnología, y esta ley viene a reconocer esos avances, pero a la vez, a cambiar el paradigma de un enfoque biomédico. Lo podemos comparar con lo que pasaba con la educación sexual que solía enfocarse solamente en aspectos biológicos, preventivos e higiénicos, y sabemos que la ley de educación sexual es integral porque incorpora otros aspectos con un enfoque más social, que reconoce, por ejemplo, la perspectiva de género. Es decir, reconoce que todavía existe un estigma social vinculado a la infección por VIH”, explicó Jorge Ríos, en su columna de Plural TV, programa periodístico que se emite los lunes de 19 a 20.
La norma sancionada, que cuenta con el apoyo de más de 200 instituciones y organizaciones civiles, busca brindar contención e información para derribar prejuicios y situaciones de discriminación al plantear un cambio de perspectiva respecto a la ley vigente, sancionada en 1990, y pone en el centro de la escena a los determinantes sociales de la salud y a la eliminación del estigma, la discriminación y la criminalización de personas con VIH.
También propone la creación de un Observatorio Nacional sobre Estigma y Discriminación por VIH, Hepatitis Virales, otras ITS y Tuberculosis con el fin de visibilizar, documentar, disuadir y erradicar las vulneraciones a los derechos humanos de las personas afectadas. El mismo funcionará en la órbita del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo con participación interministerial e intersectorial.
Ríos también recordó las actividades de celebración y reivindicación en el Mes del Orgullo de la diversidad sexual. “Cada 28 de junio conmemoramos la Revuelta de Stonewall en Estados Unidos en el año 1969, que es cuando un grupo de gays, lesbianas y transexuales dijeron basta a la violencia institucional, al abuso, sobre todo de la policía, y decidieron rebelarse. Esto se considera un hito en el movimiento de la diversidad sexual moderna, porque a partir de ahí se comenzó a organizar el movimiento y a conquistar derechos”, explicó.
Esos derechos, recordó, son por ejemplo el matrimonio igualitario que salió en 2010, la Ley de Identidad de Género de 2012, el DNI no binario, el cupo laboral travesti trans y, aunque “todavía queda un largo camino por recorrer”. Por esos derechos que faltan también siguen marchando y reclamando: “no solamente hablamos de los derechos jurídicos, que en muchos casos están conquistados, pero que no se reflejan en la realidad del día a día, porque sigue prevaleciendo el prejuicio, el estigma, la exclusión social, sobre todo de la población travesti trans”, dijo.
La columna
-¿Con qué temas viniste a la columna de hoy?
-Hoy me gustaría comenzar hablando sobre una nueva ley que tenemos en Argentina, que obtuvo su sanción en el Senado el jueves 30 de junio. Se trata de la Ley de Respuesta Integral al VIH, Hepatitis Virales, Tuberculosis y Otras Infecciones de Transmisión Sexual. Es una ley que nuevamente pone a la Argentina a la vanguardia en materia de derechos, porque la normativa viene a reemplazar una que ya existía, que era del año 1990, que si bien no era mala, porque por ejemplo garantizaba el acceso universal al tratamiento de la infección por VIH, se quedó un poco atrás. En estas últimas décadas, desde los años 80 del siglo pasado, la ciencia avanzó muchísimo. Y si bien aún no se encontró una cura definitiva a la infección por VIH, se avanzó en su tratamiento al punto que se dice que hoy vivimos en la era de la indetectabilidad. Esto quiere decir que una persona con VIH que accede al tratamiento puede lograr la indetectabilidad, que quiere decir que se suprime la existencia del virus en los fluidos corporales. Esto es parte de una respuesta de la Organización Mundial de la Salud, que propone un esquema 90, 90, 90, que quiere decir que el 90 por ciento de las personas se testeen, que el 90 por ciento de las personas que tienen VIH puedan acceder efectivamente al tratamiento con antirretrovirales para garantizar esta indetectabilidad, y que el 90 por ciento se mantenga en ese tratamiento, es decir, tenga buena adherencia para nuevamente garantizar esto. Decimos que es parte de la prevención, se llama TAP (tratamiento como prevención en inglés) en lo cual garantizar esto es una parte de la prevención. Además de los métodos como el uso del preservativo que sigue siendo necesario y eficiente. Vivimos en una era que cambió con respecto a la tecnología, y esta ley viene a reconocer esos avances, pero a la vez, a cambiar el paradigma de un enfoque biomédico. Lo podemos comparar con lo que pasaba con la educación sexual que solía enfocarse solamente en aspectos biológicos, preventivos e higiénicos, y sabemos que la ley de educación sexual es integral porque incorpora otros aspectos con un enfoque más social, que reconoce, por ejemplo, la perspectiva de género. Es decir, reconoce que todavía existe un estigma social vinculado a la infección por VIH. Ese es uno de los grandes objetivos de esta nueva ley que se acaba de sancionar: crear un observatorio nacional sobre estigma y discriminación para luchar contra la vulneración de derechos de las personas que viven con VIH. También, esta perspectiva reconoce el acceso diferencial de distintos sectores de la población a información y tratamiento. Es decir, no es el mismo el acceso a la información y tratamiento que tiene una persona de clase media, ni un varón respecto de una mujer. La ley reconoce las desigualdades que lamentablemente se mantienen en la sociedad y acciona en ese aspecto. Y, por ejemplo, una de las posibilidades que habilita esta ley es, en caso de vulneración social, el acceso a una jubilación anticipada, y acceder a pensiones no contributivas vitalicias, por ejemplo una persona que tiene 20 años de aportes, y al menos 10 años viviendo con VIH, y ya cumple los 50 años tiene la posibilidad de jubilarse de manera anticipada. Son políticas con una visión social que reconoce estas desigualdades sociales, y sobre todo la perspectiva de género. Pedro Cahn, de la mundialmente reconocida Fundación Huésped, dice en una entrevista que el estigma y la discriminación que aún existe en la sociedad es la responsable de las dificultades para seguir luchando contra la pandemia de VIH, porque muchas personas no quieren hacerse el test por miedo. Si bien hace muchas décadas tener un diagnóstico de VIH positivo no es una sentencia de muerte como lo fue en las últimas décadas del Siglo XX, aún existe miedo a hacerse el testeo y ese es un gran problema. Porque se estima que en Argentina existen 140 mil personas viviendo con VIH, pero casi un 20 por ciento no lo sabe. Y un 30 por ciento de las personas con este diagnóstico llegan tarde al tratamiento, es decir, cuando la infección por VIH se convirtió en el síndrome de inmunodeficiencia adquirida, que se conoce como SIDA.
-¿Desde ahí se puede revertir, o ya no?
-Depende de cuán avanzada está la infección en términos de deterioro del sistema inmunológico. Hoy en Argentina, si una persona que llega al extremo de morirse de SIDA, es porque no accedió a la información, al tratamiento, o porque no tuvo una buena adherencia al mismo. También, simbólicamente es importante porque se da en el Mes del Orgullo LGBT. Las organizaciones LGBT de Argentina tuvieron mucho protagonismo en la elaboración de esta ley. Participaron más de 200 organizaciones de la sociedad civil, y es una ley que se viene militando muy fuerte. Está muy impulsada por los movimientos sociales. Hace casi una década que se la viene proponiendo, incluso perdió Estado Parlamentario. Así que la celebración ese 30 de junio pasado fue muy grande. Hablando también del Mes del Orgullo, me parece importante destacar todas las actividades que se hicieron. Cada 28 de junio conmemoramos la Revuelta de Stonewall en Estados Unidos en el año 1969, que es cuando un grupo de gays, lesbianas y transexuales dijeron basta a la violencia institucional, al abuso, sobre todo de la policía, y decidieron rebelarse. Esto se considera un hito en el movimiento de la diversidad sexual moderna, porque a partir de ahí se comenzó a organizar el movimiento y a conquistar derechos como los que tenemos hoy en Argentina, tales como el matrimonio igualitario en 2010, la Ley de Identidad de Género en 2012, el DNI no binario, cupo laboral travesti trans. Todavía queda un largo camino por recorrer, y ese es un poco el por qué aún se siguen realizando marchas y reclamando derechos en ese sentido. Además, no solamente hablamos de los derechos jurídicos, que en muchos casos están conquistados, pero que no se reflejan en la realidad del día a día, porque sigue prevaleciendo el prejuicio, el estigma, la exclusión social, sobre todo de la población travesti trans.
-Casi todas las informaciones con respecto a las actividades del orgullo decían que eran reivindicatorias más que festivas.
-Exacto. La identidad del movimiento LGBT, de la diversidad, de las disidencias sexo genéricas siempre se maneja esa dualidad. De, por un lado, la reivindicación, que tiene una carga política muy importante, y por otro lado, la celebración como una especie de ethos de identidad del movimiento, que también rinde homenaje a todas las luchas que se dieron antes, tratando también de dejar un legado de derechos para las generaciones que vienen. Y de alguna manera, por suerte se viene dando de esa manera. Se viene avanzando. Por un lado, uno puede mirar el vaso medio lleno y decir: “se avanzó muchísimo desde que comenzó el movimiento”, y por otro lado, también podemos usar esa metáfora del vaso medio vacío porque todavía queda mucho por conquistar. Por ejemplo, una de las reivindicaciones a nivel nacional es la Ley de Atención Integral a Personas Travesti Trans. Que además de la inclusión laboral, apunta a la vivienda y a la educación de la población trans femenina, de las mujeres trans.
-Quiero detenerme un segundo sobre lo difícil que es la educación para ellas, porque son excluidas desde la escuela primaria.
-Exactamente. Por ahí aparece ese discurso meritocrático, que ya sabemos cuál es el problema con eso, que de alguna manera asume que todes partimos de la misma base, cuando no es así claramente.Y la población de mujeres trans es un sector social que parte de más abajo, debido a esta cadena de exclusiones que siempre mencionamos, de la familia, la escuela, el sistema de salud, y por supuesto, del mercado laboral. Por eso, cuando se escucha decir a personas que viven en el privilegio de ser clase media, heterosexual y demás, de decir que ahora los travestis y las travestis tienen más derechos, en realidad es una percepción sesgada. Porque sí, se escucha que un año se logró tal ley, se conquistó tal derecho, a los dos años se conquista otro derecho, y da la impresión de que se viene avanzando por encima de los derechos del resto de la población; cuando en realidad, parten del menos diez, y se está llegando de a poco al cero, que es donde estamos las demás personas. Por eso digo que es una percepción errónea y sesgada pensar que las poblaciones LGBT tienen más derechos. Nada más alejado de la realidad, recién están equiparándose con los derechos de las personas no LGBT. Y en ese sentido se hicieron actividades en la provincia. El martes 28 hubo una marcha en Posadas y en Oberá, donde también la reivindicación fue por políticas públicas concretas en las provincias y en los municipios. Que se aprueben los proyectos de ley que hay en la cámara de representantes, en el sentido de la inclusión laboral travesti trans, porque hasta ahora la que se sancionó es en el sector público nacional, pero también se está militando para que se apruebe en la provincia y también a nivel del municipio, que también hay proyectos de ordenanzas en ese sentido. Es la prioridad siempre. También hubo una marcha en Oberá y actividades diversas. Culturales y festivas desde el teatro, desde el arte. También aquí en la ciudad de Posadas un festival al aire libre en el anfiteatro natural del Brete. Así que hubo muchas actividades con motivo del Mes del Orgullo, y también con el acompañamiento inédito de la dirigencia política, porque en sus redes sociales, muchos dirigentes, tanto del oficialismo como de la oposición mostraron su apoyo a la lucha LGBT.
-¿Empiezan a sumarse o venían sumándose?
-Yo que estoy atento a esas cuestiones, es la primera vez que veo que dirigentes de alto perfil, tanto del oficialismo como de la oposición vienen sumándose, al menos desde su comunicación política. Está por verse si llevarán adelante estas cuestiones de manera más concreta o se quedará todo ahí.
-¿Esas marchas dejan algún documento?
-En principio los documentos que quedan son los fotográficos y audiovisuales. La marcha que se hizo en Posadas, se hizo desde la Mesa del Orgullo Disidente, que todos los años viene proponiendo las marchas. Y los registros son audiovisuales y periodísticos. Pero el perfil de este espacio es un perfil de cooperación entre distintos espacios, distintos activistas independientes que nos juntamos todos los años para proponer una marcha y actualizar las reivindicaciones del movimiento.
