Los Acompañantes Terapéuticos (AT) que trabajan como auxiliares de profesionales de salud mental, “permiten el desarrollo de la autonomía de las personas que acompañan, de sus habilidades sociales, de la capacidad de decidir y de gestionar proyectos personales, además de ofrecer contención emocional ante distintas situaciones”, explica el Licenciado en Psicología, Nicolás Andoro, en su columna de Plural TV.
Miércoles 20 de julio de 2022. Los Acompañantes Terapéuticos (AT) de Misiones impulsan la regularización de su profesión en la provincia. Si bien están reconocidos por las obras sociales, privadas y del Estado, las prepagas, las ART y hasta por el sistema Educativo, las más de 1200 personas que se formaron en esta última década buscan la legitimación de esa actividad que realizan como auxiliares de otros profesionales, generalmente de la Psicología.
Buscan un marco regulatorio, sobre un proyecto de Ley que regule, nuclee y delimite la actividad, explica el licenciado en Psicología, Nicolás Andorno, en su columna de Plural TV, programa periodístico de Canal 4 Posadas.
“El acompañante terapéutico debe trabajar a partir de una indicación de un profesional; es un recurso humano fundamental para la implementación de los principios de salud mental, sobre todo en el nuevo paradigma de salud mental que garantiza derechos, libertades y la dignidad de las personas con padecimiento mental” y que incluyen, por ejemplo, a personas con consumos problemáticos o trastorno de adicción y no solamente trastornos mentales graves, precisó.
Andorno enfatizó que las personas que se dedican a este servicio promueven una práctica humanizada. “Permite el desarrollo de la autonomía, de habilidades sociales, de la capacidad de decidir, permite la gestión de proyectos personales, potencia conductas adaptadas, previene las conductas disruptivas, favoreciendo la regulación de los impulsos de estas personas. Propone una contención emocional frente a situaciones de crisis, de comportamientos anti sociales que pueden tener las personas con padecimientos mentales, que es algo propio del proceso de padecimiento”, indicó.
La columna de Nicolás Andorno
-¿Qué novedades hay con las cuestiones relacionadas con el amplio espectro de la salud mental?
-Vamos a hablar del acompañamiento terapéutico como un servicio posibilitador para el cumplimiento de los principios propuestos en la Ley Nacional de Salud Mental, reglamentada en la provincia, y un poco del marco regulatorio, que venimos trabajando.
-Un marco regulatorio provincial…
-Así es. Para que haya una legitimación del papel del acompañante terapéutico en Misiones, que ya tiene diez años de trayectoria, y que después de estos diez años y de todos los logros que se vienen trabajando y alcanzando en articulación con otras instituciones de salud mental, nos parece que ya es momento para avanzar sobre este marco regulatorio, sobre un proyecto de Ley que nos regule, nos nuclee y nos delimite a partir de un reconocimiento. Entendemos que el acompañante terapéutico es un recurso humano fundamental para la implementación de los principios de salud mental, en el sentido de pensarla desde el nuevo paradigma de salud mental. Que, en principio, garantice derechos, libertades y la dignidad de las personas con padecimiento mental. Cuando hablamos de salud mental también están incluidas las personas que tienen consumos problemáticos o algún trastorno de adicción, no solamente trastornos mentales graves. Cuando hablamos de salud mental nos referimos a tratamientos que sirvan a los fines de la recuperación. Y para que esos tratamientos realmente funcionen, la recuperación siempre debe darse en un contexto social y comunitario. Entonces estamos pensando una serie de dispositivos y servicios que realmente permitan que el sujeto en proceso de recuperación también pase por un proceso de inclusión social. A través de diferentes proyectos y espacios que el mismo Estado provincial viene promoviendo. La figura del acompañante terapéutico es central porque opera como un brazo, como alguien que propone el seguimiento de los casos de salud mental, y de esta manera puede hacer posible la articulación con lo social y con los dispositivos que ya existen desde el Estado. El acompañante terapéutico promueve una práctica humanizada, sostiene tratamientos ambulatorios, permite el acceso a servicios que sean coherentes con ese proceso de recuperación, tendientes a que la recuperación, como dice la Ley de Salud Mental, debe ser fuera de los contextos hospitalarios. Esto me parece que es un tema de suma importancia, porque permite garantizar los derechos como la protección de la salud mental de esas personas, como todo su proceso de recuperación.
-¿Antes se daba dentro de las instituciones?
-Claro, las prácticas de salud mental tradicionales más ligadas al paradigma psiquiátrico siempre sucedían en un contexto manicomial, de manicomio, de clínicas privadas donde una persona tenía un padecimiento de salud mental, y veían en la internación y en la medicalización de esa persona una respuesta posible para el tratamiento, apoyado por el discurso de muchos profesionales, que afirmaban que la internación y la medicación eran la única forma de tratar a la persona con padecimiento mental. Desde el 2010, cuando se sanciona la Ley de salud mental, viene a desmentir estas creencias y a plantear que la recuperación debe ser en un contexto social y comunitario preferentemente. No dice que no hay que internar a la persona, pero dice que la internación debe ser un último recurso. Entonces el acompañante terapéutico en este sentido es una herramienta valiosísima para plantearse como una alternativa a la internación de las personas en ese proceso de recuperación. El acompañamiento terapéutico permite un funcionamiento y una articulación con dispositivos comunitarios que ya existen, y de esta manera prevenir la exclusión. Que es la idea de los tratamientos en salud mental. Permite el desarrollo de la autonomía, de habilidades sociales, de la capacidad de decidir, permite la gestión de proyectos personales, potencia conductas adaptadas, previene las conductas disruptivas, favoreciendo la regulación de los impulsos de estas personas. Propone una contención emocional frente a situaciones de crisis, de comportamientos anti sociales que pueden tener las personas con padecimientos mentales, que es algo propio del proceso de padecimiento. Contar con un acompañante terapéutico, contar con alguien que lo siga en la cotidianidad, que lo aconseje, que lo contenga, que le permita una referencia, y alguien con quien identificarse para llevar adelante actividades de la vida cotidiana, asumir responsabilidades y demás, hace que esta persona pueda funcionar en el contexto comunitario. La Ley de Salud Mental, la 26.657 reconoce la figura del acompañante terapéutico. Sobre todo, lo piensa como una alternativa a los tratamientos institucionales, y a la sobre medicalización de los pacientes. La ley dice que la medicación no debe estar ni como castigo, ni para conveniencia de terceros, ni para tranquilizar a los pacientes, sino que debe tener fines terapéuticos. La medicación tampoco puede suplir la necesidad de un acompañante terapéutico. Esto lo dice la Ley de Salud Mental, reglamentada en Misiones por supuesto. Por otro lado, el AT está incluido en el Plan Federal de Salud. El reconocimiento de la prestación de los acompañantes terapéuticos es posible a partir de la Ley de Discapacidad, que también lo incorpora como un sistema de apoyos para la persona con discapacidad. A su vez, diferentes artículos de la ley de Salud Mental plantean la necesidad de tener a alguien que trabaje lo comunitario en lo cotidiano. Que también descomprima demandas de atenciones constantes por parte de estas personas para con sus familias. Que pueda contar con un acompañante terapéutico también permite que se prevengan esas situaciones familiares complicadas en las cuales a veces las familias dicen: “no lo puedo tener, hay que internarlo”. No es necesario que lo internen. Hay que ver las alternativas que se puedan tener para que esa persona pueda restituir su salud mental, sin que eso implique la violación de derechos o la reclusión en una institución tanto privada como del Estado.
-En ese momento es fundamental ese acompañamiento…
-Así es. Es fundamental ese puente entre tratamientos, lo que puede hacer el profesional en el consultorio, con lo que puede hacer una persona en el contexto familiar, de un hogar, en un contexto comunitario, en la vía pública, utilizando medios de transporte, yendo al supermercado, etcétera. Hay que considerar también que el acompañante terapéutico debe trabajar a partir de una indicación de un profesional. Eso quiere decir que es un auxiliar, no trabaja solo, sino que debe existir el pedido de un profesional. Cuando solicitan el servicio de acompañante terapéutico, lo primero que les preguntamos es si tienen la indicación del profesional, del médico, del equipo interdisciplinario. A partir de esa indicación el acompañante terapéutico se inserta a trabajar dentro del equipo. La idea es hacer extensivo el tratamiento que empieza en el consultorio, y llevarlo a la vida cotidiana con actividades propias, con intereses propios, basado en espacios recreativos, de disfrute que conecten al sujeto con la realidad y con la vida. Ese es el gran problema que a veces tienen las personas con padecimiento mental. La desconexión con la realidad, con lo social.
-¿Este trabajo no está reconocido en Misiones?
-Está reconocido indirectamente, por el IPS que reconoce la prestación del acompañamiento terapéutico; está reconocido por las prepagas, por ART, por la Ley de Educación, en la reforma del 2014, cuando se deja de hablar de gabinetes psicopedagógicos para empezar a hablar de equipos interdisciplinarios de orientación y apoyo escolar. En esa modificación se incorpora la figura del acompañante terapéutico bajo la figura del acompañante externo no docente, como alguien que trabaja en la escuela, que puede trabajar dentro del aula con el chico, sin responder a fines educativos, a los contenidos curriculares, sino a la posibilidad de que el chico, con algún padecimiento ligado al desarrollo, con algún trastorno de autismo pueda convivir y aprovechar esa experiencia social de compartir con pares, con personas que no son de la familia, que también pueden complementar patrones de conducta sociales, normas, que complementan el proceso de socialización primaria que comienza en la familia.
-Me surgen dos inquietudes: dijiste que existen acompañantes terapéuticos para niños, y eso me sorprendió. ¿Qué cantidad de acompañantes hay en Misiones?
-El acompañante terapéutico muchas veces está ligado al cuidado de adultos mayores, cuando en realidad es una figura que nace en un contexto de lo psiquiátrico. En la posibilidad de externar, o en el proceso de pre alta de un paciente psiquiátrico o de un adicto. Comienza ahí, que luego se asocie al cuidador de abuelos es una confusión idiosincrática, y que tiene que ver con un campo que tiene mucha demanda para el servicio de acompañamiento terapéutico. Pero hemos trabajado con adultos mayores, también con niños con trastornos del desarrollo, también con adicciones, personas con padecimiento mental, personas con discapacidad, con trastornos alimenticios, inclusive tuvimos experiencias muy interesantes en articulación con la Comisión de Prevención de la Tortura en un convenio con la Dirección de Penitenciarías, en donde se trabajó en el proceso de reinserción social de las personas que cumplieron una pena, con unos resultados increíbles de personas que no podían funcionar después de estar cinco años, por ejemplo, en una unidad penitenciaria; les costaba funcionar en sociedad; entonces apareció la figura del acompañante terapéutico, sostenido por parte de la comunidad terapéutica de la Unidad Penal 4 y profesionales externos que nos comprometimos en esos trabajos, junto con un proyecto de cooperativas de trabajos familiares y demás, se lograron resultados extraordinarios con egresados de esa unidad penitenciaria. Egresados que hoy están estudiando una carrera universitaria, a ese nivel. Así que este sistema de apoyos del acompañamiento es muy importante y no es exclusivo del abordaje en adultos mayores. También se está trabajando actualmente con la asociación Mumalá, que trabajan sobre todo con víctimas de violencia de género. También se ha trabajado con acompañantes terapéuticas en el acompañamiento, en el empoderamiento, en la gestión de proyectos personales, en los cambios de paradigma o de creencias muy ligadas al machismo que hacían que estas mujeres no puedan pensarse como sujetos de derecho. En esos procesos de acompañamiento también se han utilizado acompañantes terapéuticos, lo que es un orgullo muy grande. La legitimidad y el reconocimiento del AT está dado desde muchas cuestiones, menos desde un marco regulatorio del ejercicio profesional. Lo estamos trabajando puntualmente, justamente el 6 de julio nos reunimos con (la diputada provincial) Anazul Centeno, que nos propuso un espacio para pensar el trabajo. Lo que sí es mucho compromiso por parte de los colegas acompañantes terapéuticos, para hacer fuerza y que sean regulados, porque hay más de 1240 egresados en la provincia, y en Posadas más de 600 egresados. Ahora estamos programando un encuentro en Cámara de Representantes donde podamos dar un poquito de visibilidad a esta cuestión, y promover esa decisión política que nos hace falta para que nos regulen en la provincia.
