“Cómo me viene a decir este hombre que los tareferos no quieren laburar porque cobran un plan. Es una vergüenza que compitan con una asignación universal o con una tarjeta Alimentar. No están pagando el precio que corresponde. El precio de la yerba hoy es 8,60 para el obrero rural. Qué yerbal, o qué patrón, o en qué localidad está cobrando los 8 pesos. Siempre pagaron menos de lo que corresponde. Con mucha suerte hay lugares que están pagando 6,50 y en otros lugares, les pagan menos. A ese sector hay que invitarlo a sentarse a discutir paritarias con el Gobierno, con el obispado; discutir cómo vamos a sacar a nuestra provincia adelante y que todos y todas ganen lo que corresponda. No denigrándolas, no desprestigiándola como lo está haciendo usted”, dijo la referente de la CCC, Graciela de Melo, en referencia a Sergio Delapierre.

Jueves 28 de julio de 2022. “Si hay algo que hicimos las organizaciones sociales y los movimientos populares fue justamente impulsar la cultura del trabajo. Nunca pedimos planes, siempre pedimos trabajo. Yo le pido a Delapierre que salga a recorrer las cientos de unidades productivas que tenemos en toda la provincia y que después hable. O que se ponga él a laburar por 21 mil pesos como laburan nuestros compañeros y compañeras”, respondió la Coordinadora provincial de la CCC, Graciela de Melo, a la iniciativa de un grupo de productores encabezados por Sergio Delapierre que solicitó que la iglesia gestione ante el Gobierno nacional la eliminación de los planes sociales porque ellos no consiguen mano de obra para la producción.
Este pedido insólito que presentaron ante el obispado de Iguazú y que publicó este portal, disparó una seguidilla de respuestas de rechazo, entre ellas, la de las organizaciones sociales, sectores políticos y comunitarios como en este caso, la de Graciela de Melo, desde la CCC.
“Respecto a la carta que mandaron los productores, principalmente le quiero contestar a Sergio Delapierre, porque si hay algo que hicimos las organizaciones sociales y los movimientos populares fue justamente impulsar la cultura del trabajo. Venimos planteando que realmente sin trabajo y producción un país no sale adelante. Y no solo planteando, lo estamos demostrando con hechos. Los programas Potenciar Trabajo que tanto cuestiona este señor, existen porque hubo políticas que así lo definieron. No se generaron políticas públicas para la implementación de puestos de trabajo, principalmente en la era macrista, y es así que han dejado a la mitad de la población en la más extrema pobreza. Entonces, ¿es culpa del trabajador que haya quedado sin laburo en Misiones, que haya parado la obra pública, que se hayan cerrado los comercios, que la guita se haya fugado en lugar de quedar en el país, o es culpa de los que generaron estas políticas? Ese es el punto uno. Desde ahí que arrancamos al no tener respuesta del Gobierno, porque nunca pedimos planes, siempre pedimos trabajo, eso genera los Potenciar Trabajo. Y realmente lo primero que hicimos es tratar de acompañar el proceso de que cada uno al no tener un empleo formal y no tener chance de entrar a laburar, encima, agravado con la pandemia, creara su propio empleo”, expresó.
En ese sentido agregó que “hoy hay miles de familias laburando en unidades productivas, trabajando, luchando para poder meter sus productos en el mercado, para poder vender, para poder hacer unos mangos. Pero principalmente apostamos a la producción de alimentos. Una provincia que compra el 70 por ciento de alimentos, que trae de afuera, es necesario que tenga producción local. En ese camino vamos desde las huertas comunitarias, huertas familiares y hasta la producción que generamos en tomate, en maíz e impulsamos a través del Potenciar. Esa gente ya venía laburando, no tenía espalda para sostener, no tenía herramientas para seguir avanzando. Y con un Estado que ha garantizado mínimamente una herramienta y un ingreso se ha podido sacar a miles de la terrible situación que venían padeciendo. Así que yo no entiendo cómo puede apuntar al sector más vulnerado, más empobrecido, al sector que demostró con hechos reales que cuando uno quiere, puede. No es que se ponen en largas filas a cobrar planes y no laburan. Yo le pido a Delapierre que salga a recorrer las cientos de unidades productivas que tenemos en toda la provincia y que después hable. O que se ponga él a laburar por 21 mil pesos como laburan nuestros compañeros y compañeras. Que se ponga él a ver esos miles de pibes que no tenían ninguna posibilidad, y que hoy los pibes y las pibas están tratando de salir adelante con su propia producción. O esa cantidad de pibes que estamos luchando para que salgan de la droga. O esas mujeres que en la pandemia se vio todo lo bueno y lo malo que venían escondiendo con terrible situación de violencia y que hoy están empoderadas, laburando y tratando de sacar a otras de esa situación. Una sociedad realmente sana se hace con trabajo, con producción y con acompañamiento y atención. No armando grupos paramilitares para reprimir a los que luchan como los ha generado él”.

Largas luchas por trabajo y dignidad
Graciela de Melo también recordó las luchas para conseguir trabajos dignos. “Hay algo mucho más sentido que me duele y que molesta, conociendo el sector porque vengo acompañando hace años la lucha del obrero rural en la provincia. Una, que cuando no había planes siempre lucharon para ser trabajadores registrados. No sé si se olvida este señor de las luchas que se hicieron en 2007. Se conquistó la interzafra con la lucha de los obreros rurales. Y no había planes sociales, y luchaba por una interzafra y seguían laburando. Hoy él cuestiona una Asignación Universal por Hijo que realmente le corresponde a cada uno y a cada una, o una tarjeta alimentar porque quiere que rescinda esos derechos para laburar cuatro, cinco, seis meses en la zafra de yerba y luego quedan sin nada. Que no se olvide que en la Provincia la mejor de las cosechas que tuvo en los últimos tiempos fue en los dos años de pandemia. Porque realmente eso se hizo con mano de obra de tareferos y tareferas. Cuando todo el mundo estaba parado y la provincia siguió laburando. Y también conocí de la boca de los trabajadores y obreros rurales en las formas infrahumanas que muchas veces los hacían trasladarse a los campamentos, sobre las planchas de los camiones. Las veces que hubo accidentes por no tener un mínimo de seguridad para esos trabajadores. Y aún así han levantado la mejor de las cosechas”, dijo.
Y agregó: “Cómo me viene a decir este hombre que los tareferos no quieren laburar porque cobran un plan. Es una vergüenza que compitan con una asignación universal o con una tarjeta Alimentar. Porque realmente no están pagando el precio que corresponde. El precio de la yerba hoy es 8,60 para el obrero rural. Qué yerbal, o qué patrón, o qué localidad está cobrando los 8 pesos. Siempre pagaron menos de lo que corresponde. Con mucha suerte hay lugares que están pagando 6,50. Porque hay otros lugares que ante la necesidad de trabajo les pagan menos. Así que la explotación en los yerbales, como siempre decimos, que no sea a costa de la explotación al placer de tomar el mate; que también tiene que pensar que si hoy existe un Inym es por la lucha de los trabajadores, de las trabajadoras, de los campesinos. Es por la lucha de los obreros rurales también. Los trabajadores vienen pidiendo hace años la compatibilidad de la Asignación Universal con el Interzafra, y es realmente porque quieren laburar, porque les gusta tarefear, les gusta el reviro y la mandarina, porque están acostumbrados y porque no quieren hacer otra cosa, enfatizó.

“La gente quiere laburar”
La militante De Melo rechazó los argumentos y los puso en contexto: “lastimosamente los expulsan de los yerbales porque antes de no tener nada, o de llegar al yerbal, gastar todo lo que ganan en la semana en la cantina y volver sin un mango a su casa, prefieren trabajar en negro. El trabajo en negro fue cuando hubo y cuando no hubo planes. A veces porque el obrero no se quiere registrar. Y muchas más veces porque justamente no los registraban. Entonces hoy no me pongan como argumento que el trabajador no quiere laburar, la gente quiere laburar, o cómo cree que van a vivir con 22 mil pesos. Si no, le invito a este señor que vaya a tarefear y viva con esa guita. Porque realmente el que conoce el sector y el que conoce el territorio y el que se sienta a escuchar a esta gente que gracias a ellos en todo el país se puede tomar un buen mate, son los más explotados y los últimos de la cadena productiva”.
Como contrapartida, De Melo analiza también a la forestoindustria, donde la situación económica es diferente a la crisis que afecta al país: “Yo creo que hay que apuntar a ese pequeño sector foresto industrial que realmente son los que están juntando la guita con pala. Que tampoco paró la industria maderera en la pandemia y que realmente están destruyendo la Provincia con las plantaciones de pino. Hay que apuntar a los subsidios que se llevan esas grandes empresas, y que están destruyendo nuestro suelo, ya que son miles y miles de hectáreas en nuestra provincia que están siendo dañadas, que están expulsando productores de las chacras, que han hecho desaparecer cooperativas y que han hecho desaparecer los grandes almacenes que había en toda la provincia. Si no pensemos en la cooperativa de Alem, de Oberá, de Eldorado. ¿Por qué han desaparecido y por qué los productores fueron expulsados de la chacra? Yo creo que apunta mal. Este señor apunta a los de abajo y tiene que mirar más arriba, quiénes son los que realmente están haciendo daño en nuestra provincia a los productores y productoras que realmente se merecen la mejor de las reivindicaciones porque como siempre digo, si el campo no produce la ciudad no come”.
En ese sentido agregó que “para nada me pongo en contra de los productores. Lo que sí, da bronca cuando apuntan contra el trabajador, contra el obrero rural. Que por años vienen siendo explotados en los yerbales, que por años vienen siendo explotados en las chacras, no solo en la yerba, sino todo lo que es trabajo rural. Acá hay responsables por lo que está pasando en nuestra provincia, con nombre y apellido. Y son dos o tres empresas que se han quedado con las tierras, con la guita y con la destrucción de nuestros suelos. No el obrero rural. Así que Delapierre, como pasó en la Patagonia con los más de 2500 obrero rurales desaparecidos, está totalmente equivocado. Hay que mirar para otro lado. A ese sector hay que invitarlo a sentarse a discutir paritarias con el Gobierno, con el obispado. Sentarse a discutir cómo vamos a sacar a nuestra provincia adelante. Y que todos y todas ganen lo que corresponda. No denigrándolas, no desprestigiándola como lo está haciendo usted”, expresó ofuscada.

RP – Misiones Plural