“La principal preocupación de Moisés Bertoni (hoy) sería la alteración del medio ambiente, la destrucción de las selvas para instaurar interminables campos de soja. Sería uno de los mayores luchadores contra el cambio climático y cuestionaría duramente la poca importancia que el Estado paraguayo le brinda a las investigaciones científicas. Rafael Barrett compartiría esas mismas críticas, pero su foco principal estaría en las injusticias sociales, en la explotación de los trabajadores, en la necesidad de una mejor educación y en una fuerte denuncia contra los enclaves sojeros. Así como en 1908 publicó la tremenda serie de reportajes “Lo que son los yerbales”, ahora publicaría “Lo que son los sojales”. Es que define ante Misiones Plural es Andrés Colmán Gutiérrez, ganador del primer premio en el concurso de novela inédita ‘Augusto Roa Bastos’ 2022, con su libro Dos hombres junto al río, de próxima publicación por Servilibro ediciones.
Por Santiago Morales
Viernes 11 de noviembre de 2022. Andrés Colman Gutiérrez es un reconocido periodista y escritor que nació en Yhú, un mítico pueblo del interior del Paraguay que no tenía bibliotecas, aunque si un manojo de libros atesorados en el viejo baúl de la tía Luisa, que le permitieron descubrir un mundo fantástico más allá de los muros represivos. Vivió en la ardiente y violenta frontera con Brasil, hizo periodismo radial desde los 14 años, conoció tempranamente la censura y la prisión dictatorial, ingresó a la Redacción del diario Última Hora a los 18 y se convirtió en un importante referente del periodismo paraguayo. Publicó varios libros y tiene otros en perspectiva (entre sus obras más reconocidas están las novelas El último vuelo del Pájaro Campana y El país en una plaza, junto a los libros de investigación periodística Mengele en Paraguay y EPP, Historia no autorizada). Participó del libro de crónicas Eduardo Galeano, un ilegal en el paraíso, publicado en 2016 por Siglo Veintiuno, editado por Roberto López Belloso, con Joan Manuel Serrat, Elena Poniatowska, Sebastião Salgado, José Luis Novoa, Sabrina Duque, Federico Bianchini y otros autores. Escribe guiones de cómic y audiovisuales. Ganó varios premios, como el Vladimir Herzog de Periodismo y Derechos Humanos (Brasil, 1985), el Premio Nacional de Periodismo Santiago Leguizamón (Paraguay, 2000) y el Peter Benenson a la Labor Periodística comprometida con los Derechos Humanos (2014) de Amnistía Internacional. Fue presidente de la Sociedad de Escritores del Paraguay (SEP). Vive en una cabaña de madera entre los verdes cerros de Atyrá, con su esposa Desirée y sus gatos Batman y Robin, sin cansarse de soñar y de luchar por un Paraguay con mejor educación, más oportunidades de vida digna, más libertad y menos corrupción.
El autor adelantó un fragmento del libro en el cual Bertoni y Barrett charlan sobre la planta medicinal cuya denominación científica es Stevia Rebaudiana Bertoni.
“—¿No debería llevar también el nombre de alguno de los guaraníes que quizás la descubrieron muchos años o siglos antes? —inquirió Barrett, mientras seguía sorbiendo el brebaje”.
“Barrett quiere despertar un sentimiento de culpa en el científico que se luce por el «descubrimiento» de una planta que los guaraníes ya conocían desde tiempos inmemoriales. Es la misma retórica de quienes se burlan de que los europeos se atribuyan el «descubrimiento» de un continente, cuya existencia ya era conocida por sus habitantes. Probablemente Barrett sabía cómo se establece un nombre científico, pero no quería perder la oportunidad de molestar al gran científico, que tenía una visión algo racista y europeocentrista del mundo guaraní, a pesar de su gran aporte” agrega el autor sobre la conversación entre los dos popes de la cultura paraguaya.
A raíz de la premiación y la inminente publicación el autor tuvo la gentileza de responder unas preguntas a Misiones Plural.
-¿Tuviste la oportunidad de conocer Misiones, Argentina, y en qué circunstancias?
-Si, conozco muy bien Misiones. Como periodista he sido invitado por el Foro de Trabajadores de Prensa y Comunicación de Misiones (Fopremi), del cual soy miembro honorario, a dar talleres y conferencias en Posadas, El Soberbio, Puerto Iguazú, en varias oportunidades, entre 2007 y 2012. En octubre de 2018 estuve en la Feria del Libro de Posadas presentando mi libro “Mengele en Paraguay”, una investigación sobre las huellas del nazismo en nuestra región. También la Universidad Nacional de Misiones (UNaM) me invitó a dictar una charla en junio de 2017 en su sede, a estudiantes y docentes de periodismo de la Facultad de Humanidades. Conozco bien a Misiones por su historia, su literatura, su folclore, su pasado jesuítico, su raíz cultural guaraní, muy ligada a la del Paraguay. De hecho, toda la historia de los yerbales y del mensú en Misiones también está muy presente en mi última novela sobre Barrett y Bertoni.
-¿Qué literatura Argentina se lee en Paraguay?
-Se lee principalmente la obra de autores vinculados a la SADEM (Sociedad Argentina de Escritores filial Misiones), con la que desde la Sociedad de Escritores del Paraguay mantenemos una estrecha relación e intercambiamos libros con frecuencia. Fui presidente de la SEP entre 2018 y 2021, me tocó tener una relación muy cercana de trabajo y amistad con el poeta y escritor posadeño Aníbal Silvero, recientemente fallecido, cuyos libros de poemas y relatos he podido leer con interés. También mantengo una estrecha amistad con el poeta y cantautor Claudio Bustos, quien vivió un buen tiempo en Asunción. En términos más clásicos, incluiría al gran Horacio Quiroga, que, aunque es uruguayo, lo considero principalmente un escritor misionero. Y, por supuesto, al querido Ramón Ayala, autor de “El Mensú”, a quien debemos tantos lindos poemas y canciones dedicados al Paraguay.
-¿Se lee literatura paraguaya en Argentina? ¿A quién?
-Nuestro principal representante literario internacional sigue siendo Augusto Roa Bastos, nuestro Premio Cervantes, que escribió sus principales libros en el exilio, en Buenos Aires. Sigue siendo muy leído. De los autores contemporáneos, hay una paulatina presencia de escritores jóvenes paraguayos en editoriales argentinas, como Javier Viveros, cuya novela Réquiem del Chaco, sobre el médico rosarino Pablo Dicenta, que participó como profesional voluntario en la Guerra del Chaco, acaba de ser publicada por la Editorial ConTexto, en Resistencia, Chaco, junto a otros libros del mismo autor. En los últimos años hay ediciones conjuntas argentino-paraguayas, como el libro Gran Chaco (Literaturas del Chaco argentino/paraguayo), editado por Servilibro (Paraguay) y Contexto (Argentina), que reúne 30 cuentos de autores argentinos y paraguayos sobre el Chaco. En ella se incluye mi cuento “El trueno entre las sábanas” que recrea la aventura adolescente de Augusto Roa Bastos, quien a los 15 años de edad se escapó del colegio con tres compañeros para ir a la Guerra del Chaco (1932/1935). En un capítulo especial incluiría al escritor paraguayo más leído en el mundo, el gran guionista de historietas Robin Wood, recientemente fallecido, autor de casi un centenar de personajes y más de diez mil guiones, que hizo su carrera principalmente en Argentina y luego en Italia, con una última etapa en Asunción y Encarnación.
-En 1999 Augusto Roa Bastos lanzaba la polémica denuncia sobre la agrafía literaria de su país manifestando con contundencia: “Bolivia tiene 22 grandes novelas sobre la guerra del Chaco; Paraguay tiene la de Casaccia Bibolini y una o dos más”. ¿Coincidís? ¿Qué recomendás leer?
-La situación ha cambiado bastante desde esa visión de Roa Bastos. En los últimos años se viene escribiendo y publicando bastante literatura, no solo sobre la Guerra del Chaco, sino sobre diversos temas, incluyendo una interesante producción en el ámbito puramente digital, en plataformas de internet. Hay muchos autores que están produciendo literatura paraguaya contemporánea de buena calidad. Recomiendo leer, por ejemplo, las obras de Maribel Barreto, ganadora del Premio Nacional de Literatura 2019, sus novelas “Hijo de la revolución”, “Codicia”, “La madre del presidente”; a Alcibiades González Delvalle, Premio Nacional de Literatura 2013, sus novelas “El dolor de Barrett”, “Viento Negro”; a Helio Vera, sus libros “Angola y otros cuentos”, “La paciencia de Celestino Leiva”; a Susana Gertopán, Premio Nacional de Literatura 2021, con sus novelas “La casa de la calle 22”, “Barrio Palestina” y muchas más; Bernardo Neri Farina, con sus novelas “Juego Pálido”, “El siglo perdido” y la fantástica biografía del dictador Alfredo Stroessner, “El último supremo”. Entre los autores más jóvenes a Javier Viveros, José Pérez Reyes, Mónica Bustos, Patricia Camp, Ricardo Loup, entre varios otros.
-¿Qué incidencia tuvo tu trabajo de periodista en la redacción del libro?
-Mucha incidencia. Casi todos mis libros, literarios o no, tienen una estrecha relación con el periodismo. Las novelas siempre tienen a un periodista o a una periodista como personajes, y las situaciones narrada son tomadas de la realidad que fui encarando en mis reportajes, a las que les agrego elementos de ficción. Las técnicas de redacción como de investigación, chequeo de datos, etcétera, son tomadas de mi oficio de escritura periodística. Mi trabajo periodístico ha sido fundamentalmente de crónica, periodismo narrativo o literario, de modo que hay una retroalimentación constante entre periodismo y literatura. La única diferencia es que, cuando hago periodismo, no me permito inventar, pero cuando hago literatura de ficción puedo dar rienda suelta a la creación imaginativa, pero siempre con elementos que hagan creíble la historia.
-Además de Lula, Serrat, ¿qué otras personalidades tuviste el honor de entrevistar?
-A los teólogos de la liberación Gustavo Gutiérrez (peruano) y Leonardo Boff (brasileño), en su época de mayor persecución. A los cantautores Caetano Veloso (brasileño), Rubén Blades (panameño); a León Gieco, Víctor Heredia, Facundo Cabral (argentinos); Isabel Parra (chilena). A los escritores Eduardo Galeano (uruguayo), Augusto Roa Bastos, Elvio Romero, Robin Wood (paraguayos), a los políticos Luis Alberto Sánchez (Perú), Francisco Santos (Colombia). La entrevista no ha sido mi principal género periodístico, sino los reportajes narrativos y de investigación.
-Si vivieran hoy Barrett y Bertoni, ¿qué pensarían?
-La principal preocupación de Bertoni sería la alteración del medio ambiente, la destrucción de las selvas para instaurar interminables campos de soja. Sería uno de los mayores luchadores contra el cambio climático y cuestionaría duramente la poca importancia que el Estado paraguayo le brinda a las investigaciones científicas. Barrett compartiría esas mismas críticas, pero su foco principal estaría en las injusticias sociales, en la explotación de los trabajadores, en la necesidad de una mejor educación y en una fuerte denuncia contra los enclaves sojeros. Así como en 1908 publicó la tremenda serie de reportajes “Lo que son los yerbales”, ahora publicaría “Lo que son los sojales”.
-¿Cómo se te ocurrió la historia?
-Hace tiempo que vengo siguiendo tanto la ruta de Barrett como la de Bertoni y me preguntaba si acaso se conocieron y se encontraron, siendo ambos contemporáneos y con una historia común de abrazar el anarquismo. Estando un día en Puerto Bertoni, parado a orillas del río Paraná, me imaginé que acaso Barrett pasó por allí en barco para investigar la esclavitud en los yerbales de La Industrial Paraguaya, cuya sede principal en Takuru Puku, la actual Hernandarias, quedaba a pocos kilómetros aguas arriba. De ahí a pensar que podría haber sido descubierto y apaleado, traído en una canoa hasta Puerto Bertoni, ya me empezó a nacer la idea para una obra de teatro, pero no la desarrollé, hasta que una amiga me habló de la convocatoria del Concurso de Novela Augusto Roa Bastos y me invitó a presentarme. “¿Tenés un tema?”, me preguntó. “Si, tengo”, le contesté, recordando la vieja idea para una obra de teatro. Me puse a escribir frenéticamente y en un mes y medio terminé la novela. Para mi grata sorpresa, resultó ganadora del primer premio.
-¿Cuáles son tus lecturas preferidas, y qué estás leyendo en estos días?
-Mis preferencias en literatura son muy amplias, los clásicos paraguayos y latinoamericanos, Roa Bastos, Barrett, Josefina Plá, Gabriel García Márquez, Borges, Juan Rulfo, Juan Carlos Onetti, Julio Cortázar… Leo también lo nuevo y de más impacto. Me fascina George R.R. Martin y su saga Canción de Hielo y Fuego. Me atrapó el sueco Stieg Larson y su trilogía de Lisbeth Salander. Soy fan de las novelas policiales de detectives: Hammet, Chandler, Paco Ignacio Taibo II, Vázquez Montalbán y su Pepe Carvalho. Mi primera novela es de detectives, mezcla de realismo mágico y serie negra, presentando a Martín Yacaré, una especie de Philip Marlowe en el subtrópico guaraní. También leo mucho cómic, ya que soy guionista de varias obras de narrativa dibujada. Ahora mismo estoy leyendo las nuevas aventuras de Corto Maltés, el personaje de Hugo Pratt, retomado por el dibujante Ruben Pellejero y el guionista Juan Díaz Canales, ambos españoles, con muy buena calidad.
-¿Cómo fue el proceso de decisión de mostrar los ojos de Barrett y Bertoni en la portada? ¿Tuviste injerencia o la artista Celeste Prieto trabajó sola?
-Celeste es una artista increíble. Le pasé el original de la novela, un par de fotos de Barrett y Bertoni, le dije que sería interesante tener algún elemento de yerba mate y ella ideó esa portada. Es el cruce de las vidas de ambos personajes sobre un fondo color selva, color yerba. Creo que dice todo.
-¿Se podrá conseguir el libro en librerías de acá?
-La editorial Servilibro mantiene contactos con librerías regionales de Argentina, estoy seguro de que hará llegar ejemplares, más aún tratándose de una temática que puede interesar a lectores argentinos y especialmente misioneros. También veremos la manera de hacer presentaciones del libro en las ferias de libros, en Misiones, Chaco, Corrientes.
