La ofensa de Macri al calificar a las provincias del norte como pocos representativas y a sus gobiernos de feudales, tuvo réplicas que desnudan la visión porteñocéntrica del pensamiento de la derecha argentina vinculada a la economía especulativa que hace dinero desde el dinero y no desde la esfera productiva. Desde lo meramente electoral en el PRO se olvidan que Macri le ganó el balotaje a Scioli revirtiendo más de un millón de votos en las provincias del norte Grande con relación a la primera vuelta de ese año.

Sábado 13 de mayo de 2023. El lunes al ingresar a una reunión de dirigentes del PRO en el barrio porteño de Palermo, Mauricio Macri sostuvo que las elecciones celebradas el domingo último en nuestra provincia, Jujuy y La Rioja «no son representativas», por tratarse de jurisdicciones que, repite «están manejadas hace muchos años por sistemas feudales».
Esas declaraciones, revestidas de la liviandad que caracteriza al pensamiento de Macri abre múltiples vertientes para el análisis y una interrogante de época: ¿cómo un hombre tan ignorante, con un vocabulario de 150 palabras, pudo construir el poder mafioso que lo llevó a la Casa Rosada?

Agravios irresponsables

El agravio despierta reacciones emocionales que desde el rol de periodistas nos gustaría tenerlo frente a frente en un reportaje y desnudar su profunda falta de instrucción.
¿Sabe lo que es un sistema feudal realmente?
Le preguntaríamos si entiende que el feudalismo es el sistema económico, político y social de la Edad Media caracterizado por la división de la sociedad en tres grandes estamentos, nobleza, clero y campesinado. Y preguntarle quiénes expresan hoy los intereses de la nobleza: ¿los políticos de provincia o los gerentes de las multinacionales que operan en la minería y la foresto industria?
Le preguntaríamos si sabe cuándo terminó la Edad Media, si sabe de la caída de Constantinopla, de la significación de la revolución francesa o si le resuena que Jefferson no es un jugador de fútbol brasileño sino el redactor de la constitución de los Estados Unidos de América.
Y nos deleitaríamos medir su nivel de pensamiento abstracto al ponerlo frente a la disyuntiva de decir con cuál pensador de la época se identifica. Si con la síntesis entre el cristianismo primitivo y la filosofía platónica de San Agustín o con la rebelión de Abelardo contra el pensamiento hegemónico, y si sabe que condenado por hereje al oponerse a la tradición agustiana-neoplatónica que sostenía el sentido común en esos años oscuros. Si sabe que la Edad Media está marcada en Occidente por una integración de la filosofía en la teología y que el Renacimiento es la etapa que se inicia en los años de creación de las naciones. Y si sabe que la nación es una categoría histórica. Y recordarle su genuflexión ante el Borbón Juan Carlos que desde 1813 no tiene categoría de rey en el territorio argentino y repreguntarle si es cierto que cree que los constituyentes de 1816 tenían angustia de separarse de España.
Otros periodista más dedicados a la actualidad lo arrinconarían con el destino de los 43 mil millones de dólares de la deuda externa, las desregulaciones de la economía y por supuesto el armado de la estructura judicial que está hoy avanzando sobre las facultades de los otros poderes del Estado.
Pero no nos daría esa entrevista. Queda para la imaginación sus respuestas y sigue resonando la ofensa de aquel “querido rey” en nombre de todos nosotros los argentinos.

Representativas de quiénes y qué

Dejando de lado la pavada de “feudo” que ya no significa nada como estigma de campaña además de una hipocresía cuando está intentando colocar a su primo hermano en la Jefatura de Gobierno de la CABA, de los temas que abre la ofensa perpetrada por Macri el lunes pasado, vale analizar eso de “pocos representativas” que dice de las provincias donde perdió el macrismo.
Desnuda, diríamos impúdicamente, el estrecho mundo en el que Macri maneja sus intereses.
Su partido porteñocéntrico, pudo trascender el distrito por el respaldo o la intrusión de los intereses económicos vinculados a la valorización financiera del capital.
Para resumirlo desde un punto de vista conspirativo, si los Kirchner son denunciados por corrupción en la obra pública, las denuncias que tiene Macri –aunque cajoneadas y sin repercusión en los medios hegemónicos- es por corrupción en la toma de créditos, en pagarle 13 mil millones de dólares a los fondos buitre (una comisión de 3% sería de 490 millones de dólares) por facilitar la fuga de divisas y utilizar las herramientas del Banco Central para hacer dinero con el dinero en esferas sin anclaje en la economía real.
Las tres provincias en que los gobiernos fueron plebiscitados el domingo pasado son así realmente poco representativas de ese mundo de brokers en el que se mueven Macri y sus amigos.
Los intereses de riojanos, jujeños y misioneros están todavía vinculados a la producción, a la generación de empleos como respuestas a demandas sociales y al mismo tiempo de creación de un mercado interno que genere un circuito creativo en la acumulación y reproducción del capital.
Otro dato: aun siendo socio del capital concentrado y especulativo, Macri no advierte que en La Rioja y Jujuy, se abren tiempos de inversiones en la minería y que Misiones, además de seguir siendo la provincia forestal por excelencia tiene una ubicación geopolítica central para el futuro de la Argentina y tiene agua con todo lo que significa para el consumo humano y la producción de energía.
Evidentemente, los intereses del macrismo expresan al grupo que se disputa las divisas que genera el país y más que al productor, a los grupos que manejan el comercio exterior.
Claro entonces, que Misiones es poco representativa de la economía de especulación.

Recordar balotaje de 2015

Desde el punto de vista meramente electoral, el desliz de Macri, revela que los comandos de campaña de JxC no han advertido la real dimensión del valor del voto en las provincias. Cegados por la cantidad de electores de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y CABA, minimizan el pronunciamiento popular de nuestras provincias, que para ellos son periféricas y “poco representativas”.
Desde estas columnas hemos observado la distorsión de los análisis que centran la toma de decisiones del pueblo sólo analizando los pronunciamientos en las provincias más pobladas.
Es cierto que el electorado de las tres provincias en las que se votó el domingo pasado representa el 5,30% del total y que la diferencia de 40 puntos que obtuvo Hugo Passalacqua contra Martín Arjol en números concretos son 250 mil votos, y esa cantidad puede obtenerse en un municipio del conurbano.
Pero en las elecciones presidencial el pueblo es uno en todo el país. Y todo suma.
Como destacamos ya en 2015, Macri ganó la Presidencia superando a Scioli por 678 mil votos. Como en Córdoba la diferencia fue de 930 mil votos, se instaló el mito: “Ganó por Córdoba”. Pero ya subrayábamos hay una obviedad en la afirmación. Se hace la cuenta entre los 12.988.349 votos de Macri en todo el país contra los 12.309.575 de Daniel Scioli. Macri ganó las presidenciales por 678.774 votos.
Pero ya decíamos que la conclusión superficial de que Macri ganó gracias a Córdoba es una falacia.
Del mismo, si nos quedamos también en la superficie de los números podríamos llegar a construir el mito del Norte Grande. Al repasar los resultados de octubre de 2015 y los comparamos con los resultados de noviembre, en 10 provincias del norte argentino, Macri sumó en el balotaje 1.077.296 votos más que en la primera vuelta. Se podría concluir entonces que fueron los votos de Catamarca, Chaco, Corrientes, Formosa, Jujuy, La Rioja, Misiones, Salta, Tucumán y Santiago del Estero los que le dieron el triunfo a Macri.
Para no abundar en números que están a tiro de cualquiera en google, vale la pena destacar que en Misiones, en las elecciones de octubre, Scioli obtuvo 403.671 votos y Macri 149.940. Pero en la segunda vuelta, Scioli perdió algunos votos y obtuvo 388.910 mientras Macri llegó a 280.762 votos. Una diferencia de 130.822 votos, que en porcentaje, representa un crecimiento de 87,2%.
En Formosa, donde Scioli también sacó menos votos en la segunda vuelta que en octubre, el crecimiento de Macri fue de 48.742 votos a 116.725, un crecimiento del 139,4%. Y en Corrientes, que el Frente para la Victoria le había sacada una diferencia de 115mil votos en la primera vuelta, en el balotaje Macri creció el 79% y Scioli perdió el 15%.
Estos números no son engorrosos, iluminan una realidad.
Macri debería saber que no hay votos poco representativos cuando todo valen uno.