“No vamos a volver a estar como antes. Creo que la pandemia vino a cambiar un paradigma. Una vez que pase, que esté todo abierto, el mundo va a cambiar y, sobre todo, nuestra forma de viajar”, dijo Gustavo Alvarenga, empresario hotelero y titular de Ambrha, en su paso por Plural TV de Canal 4 Posadas.
Jueves 22 de julio de 2021. En el rubro turístico, el cierre de fronteras a causa del coronavirus favoreció a algunos sectores como la gastronomía pero perjudicó con mucha fuerza al sector hotelero. Esa primavera comercial se percibe sobre todo en el área de la avenida Costanera de Posadas y en algunas ciudades, aunque en Puerto Iguazú el impacto negativo incidió en todo el sector.
El que pone el tema en debate es Gustavo Alvarenga, empresario hotelero y titular de la Asociación Misionera de Hoteles, Bares, Restaurantes y Afines (Ambrha), una entidad del sector que en sus 55 años de existencia no experimentó una crisis similar, producida en este caso por la pandemia que obligó al confinamiento y al cierre de todos los sectores que forman parte de este gremio empresario.
“En los hoteles necesitamos circulación de gente. Nosotros perdimos a los brasileros, que venían mucho a Misiones sobre todo los fines de semana o los feriados largos. Hoy tenemos que repensar de acá en más nuestra actividad, ver cómo vamos a trabajar y con qué público” ya que el parate de la actividad comenzó el 12 de marzo de 2020 y aunque su lenta reactivación comenzó unos meses después, llevan cerca de 18 meses trabajando muy lejos del contexto en el que estaban antes de la pandemia, donde Misiones anunciaba récords turístico mes a mes.
El cambio fue contundente porque de un día para el otro tuvieron que cerrar los hoteles. Lo que vendrá más adelante se irá gestando, entiende, sin que el sector pueda adelantarse con certezas, salvo las tendencias que ya indican que los viajes de cercanías y a entornos sanos, de naturaleza y no masivos serán –ya lo están siendo- los preferidos.
“Fue un golpe enorme. Tuvimos que echar a nuestros pasajeros y no tomar nuevos” y recomenzar a pensar recién después de lograr un equilibrio, para empezar a repensar: qué nicho atacás, cómo, con qué servicio a los clientes cuando vuelvan” y con modificaciones de lo simple a lo complejo como bajar el restaurante del hotel Julio César –el hotel de Alvarenga- del segundo al primer piso para evitar el uso del ascensor. Y así reducir gastos.
La entrevista
-¿Cómo y para qué se está preparando el turismo?
-Te voy a dar un panorama de cómo venimos. Esta pandemia pegó de lleno a nuestro rubro desde el 2020. A nosotros nos pegó muy duro desde el 12 de marzo del año pasado. Tuvimos establecimientos cerrados seis meses como mínimo y otros estuvieron cerrados un año. Esto nunca lo habíamos visto en la hotelería. Otros rubros estuvieron cerrados mucho menos. Entonces venimos de ese panorama. A partir de agosto del año pasado se empezó a permitir el turismo primero local y después de provincias más cercanas; el nacional, mucho más despacito. El turismo local tuvo un boom desde agosto, que se permitió el turismo provincial. Sobre todo el sector de turismo de naturaleza, cabañas.
-Ambientes que aísle al que pasea…
-Y es lo que ofrece Misiones, más allá de los hoteles tradicionales más grandes, que están apuntados al turismo corporativo sobre todo en una ciudad como Posadas, que está muy apuntada al turismo que viene por negocios; al turismo de eventos, que se vino a cero, que todavía no está permitido. Y que es muy difícil retomarlo: estamos lejos de hacer un evento para quinientas, mil personas, como el Turismo Carretera, la Feria Forestal o congresos médicos que a veces congregaban quinientas o mil personas en un salón. El turismo local estuvo habilitado desde agosto hasta marzo, con meses muy fuertes como enero y febrero, que nos dieron un aire. Por eso en la Asociación tenemos distintas miradas sobre el mismo tema. El cierre de fronteras favoreció a algunos sectores como la gastronomía, que hoy tiene más ofertas que antes de la pandemia, sobre todo en la Costanera de Posadas, pero hay otras ciudades como Iguazú, que la devastó. Los hoteles necesitan circulación de gente. Nosotros perdimos a los brasileros, que venían mucho a Misiones sobre todo los fines de semana o los feriados largos. Entonces tenemos que repensar de acá en más, cómo vamos a trabajar, y con qué público. Tuvimos muchas charlas nacionales e internacionales por zoom; yo creo que no vamos a volver a estar como antes. Esto vino a cambiar un paradigma. Una vez que pase, que esté todo abierto, esto vino a cambiar el mundo y sobre todo nuestra forma de viajar. Por ahí hay gente que no se va a tomar un avión con muchas personas adentro para venir a Misiones, otros quizás sí. Misiones tiene muchos destinos de cercanía.
-Hay muchas expectativas para estas semanas…
-Nosotros estábamos esperando las vacaciones de invierno con mucha expectativa porque tuvimos una caída muy grande desde marzo –que veníamos muy bien- hasta ahora. El comienzo de las clases, que se mezcló con la segunda ola que pegó muy fuerte y dejó muchas restricciones, sobre todo en las provincias emisoras de turismo, como Capital Federal, Córdoba, Santa Fe. Por suerte Misiones, en comparación con otras provincias está muy bien en el aspecto sanitario. Hay otras provincias que ni adentro se podían mover: tengo colegas que me comentan que la gastronomía está cerrada desde marzo, o con muchas restricciones. Misiones pudo sortear eso; está sorteando muy bien la parte sanitaria, más allá de los casos que tenemos. Entonces podemos trabajar con un poquito más de previsibilidad. En estas vacaciones de invierno empezamos a trabajar con el turismo local y regional. Empezamos a mirar otras provincias vecinas y cercanas como Formosa, Chaco o Entre Ríos, un poquito más lejos. Entonces esa es la gran afluencia de gente que viene de afuera.
-¿De esas provincias están viniendo?
Están viniendo, Sobre todo en los fines de semana, algo que no se nota tanto en Posadas porque no es una plaza turística de ocio, aunque lo es, mucho más que antes. Así que con la Municipalidad empezamos a acelerar el proceso que ya veníamos haciendo de trabajar con paquetes turísticos. Porque Posadas necesita empezar a dar atractivos a la gente, además del comercio y de ser una plaza sanitaria, porque en Posadas se concentra la mayor parte de la medicina a nivel provincial y regional, que atrae a mucha gente de afuera, también. Por otro lado está el Moconá. Antes de la Pandemia el 80 o 90% de la gente no lo conocía. Hoy hablás con muchos amigos que fueron al Moconá y se sorprendieron de lo que había. Entonces, el Moconá está trabajando muy bien; la zona centro de las Sierras Centrales o San Ignacio también. La gente busca eso, sobre todo el contacto con la naturaleza y el agua. Que Misiones tiene mucho para dar, y ni hablar de nuestras Cataratas que son algo maravilloso.
-¿Qué hay que repensar, qué va a cambiar?
Esto va a ser lento, nosotros no nos vamos a dar cuenta. Lo único que cambió es que tuvimos que cerrar de un día para el otro por una notificación del Ministerio de Turismo que decía: “tienen que cerrar los hoteles”. Eso fue un golpe enorme para los dueños que tuvimos que echar a nuestros pasajeros y no tomar nuevos. Eso hasta que nos equilibramos del golpe, empezás a repensar: qué nicho atacás, cómo atacás, qué servicio le das al cliente cuando viene. En gastronomía y hotelería necesitamos, para ser habilitados, tres manuales de buenas prácticas que deben ser renovados cada tanto, así que ya veníamos con un ejercicio de eso. Ahora, en vez de tener tres manuales, vamos a tener seis. Porque la gente va a priorizar la higiene, la seguridad. Hoy en el desayuno, el propio cliente advierte cuando alguien no está usando barbijo, para que use. Son muchas prácticas con las cuales uno se tiene que poner a tiro. Tenemos que repensar cuál es el cliente que va a venir, quién no va a venir más. Apuntábamos mucho al turismo corporativo y de eventos y nos dimos cuenta que ahora lo podrán hacer online: entonces vamos a tener eventos de treinta personas. Ya no más de quinientas, como antes, incluso porque las empresas organizadoras van a abaratar costos. Esto, que iba a pasar dentro de 10 o 15 años, empieza a pasar ahora como una tendencia que se adelantó.
-Desde hace unos 10 o 15 años el turismo venía cada vez mejor hasta marzo del año pasado…
-Así es. Con la política de Estado y con inversiones privadas chiquitas que si se recorre la provincia de Misiones hay, están. Por ahí lo que cuesta es dar a publicidad, pero se ven muchos inversores chicos que pusieron mucho.
-Ese auge de la década anterior, ¿encontró el sector privado bien posicionados para enfrentar esta crisis?
-No, no. Porque en el hotel o los gastronómicos no es que facturábamos y guardábamos en una caja fuerte. Así que no tenemos un cúmulo de recursos para hacer frente a nada.
-Es dinámico…
-Vos imagínate que un hotel está en constante movimiento, con mucho costo de mantenimiento. Acordate de que veníamos de cuatro años mal, a la Argentina –la pandemia- la agarró mal. No la agarró un Gobierno que vino y se encontró con las arcas llenas, entonces a todos nos encontró más o menos. Misiones no escapó de esto, de un Gobierno que tuvo su crisis económica muy profunda –el macrismo- y vino esto de repente. Entonces nos encontró en una situación, en un constante movimiento. Por ejemplo, un hotel de 6500 metros cuadrados hay que mantenerlo todos los días. Entonces gastás, te renovás; porque los clientes te exigen más, como mejores sábanas, por ejemplo. O te automatizás…
-Requiere inversiones permanentes…
-Entonces cuando te agarra, es cortito lo que tenés. Además -todo lo que era- pago anticipado de reservas se tuvo que devolver por ley. Tuvimos que refinanciarnos; no pudimos hacer mucho frente. Por eso el ministro de Turismo (José María Arrúa) te puede decir que el año pasado hablábamos todo el tiempo, tuvimos esa comunicación permanente. Hay cosas que alcanzan, hay cosas que no, y esto va a seguir así, porque eso es así. A veces pedimos diez cosas de las cuales nos pueden dar dos o tres, y vamos así caminando.
-¿Cerraron hoteles en Misiones?
-En Misiones no tantos, sí en el país cerraron muchos; porque muchos alquilaban también. Acá la mayoría son dueños de sus propios edificios, entonces tienen un poco más de espalda para aguantar. En el rubro gastronómico pasa lo mismo, sobre todo en otras provincias porque no pudieron hacer frente al alquiler, con todas las restricciones. En el país cerraron unos 2800 hoteles pero Misiones escapó a ese cierre masivo, por ahí pueden ser algunos, pero no fue algo masivo. Más allá de eso quiero aclarar que los hoteles no estamos bien, sino que muchos estamos acumulando deudas para el día de mañana.
-Posadas está teniendo un auge gastronómico. ¿Los locales que se están abriendo son para el posadeño?
-Hoy sí. Yo creo que es para el posadeño y ha elevado el nivel de la prepandemia. Yo creo que hoy tenemos mucho más nivel que antes, muchas más opciones que antes. Yo me agarraba la cabeza cuando decía por qué la gente elije hacer cuatro horas de cola para ir a Paraguay para ir a comer, no para comprar, sino para ir a comer. Me preguntaba qué falta acá. Creo que el año y medio de cierre del puente Internacional (Posadas – Encarnación) creo que fue una gran oportunidad para mejorar muchas cosas como la atención, el servicio, no solo la comida con buenas opciones, sino que a la gente le gusta que la atiendan bien, porque no dejan de ser, tanto la hotelería como la gastronomía, una experiencia de servicio. Cuando vas a un lugar que se come rico pero te atienden mal, no vas más. Entonces creo que es una oportunidad para afianzar eso para el día de mañana cuando se abran las fronteras. Porque no podemos perder de vista que cuando hablamos de Encarnación, hablamos de la segunda ciudad de un país.
-Que mueve dos millones de turistas en verano.
-Por ahí decimos no es Encarnación nomás. Encarnación es la segunda ciudad de un país. O sea que es muy importante, y Misiones que no es la segunda ciudad de un país pero sí tiene que competir contra eso.