El voto afirmativo por la creación de una zona aduanera especial de los siete diputados nacionales por Misiones constituye una victoria cultural del misionerismo como concepto referencial para la toma de decisiones políticas en la provincia. En términos gramscianos es la consagración de la hegemonía del pensamiento y doctrina de la Renovación que desde su irrupción en la sociedad misionera se propuso expresar los principios de autonomía y de un federalismo participativo. Es hegemónico porque el misionerismo genera y encarna una idea universal que interpela y reúne no sólo a la inmensa mayoría de la sociedad misionera, sino que además fija las condiciones sobre las cuales se produce el debate político, económico y social. Si se admite que ya no se puede hacer política en Misiones colgado de un referente nacional, la semana fue una reivindicación del sentido más profundo de “la boleta corta” presentada por el FRC en las elecciones nacionales.
Domingo 30 de octubre de 2022. La decisión política de la Renovación de concurrir a las elecciones nacionales con boleta corta, es decir sin colgarse de un candidato, desde 2019, tuvo su reivindicación esta semana cuando los siete diputados por Misiones votaron afirmativamente por la creación de una zona aduanera especial que, estaba entre los artículos del Presupuesto nacional 2023.
Cinco de esos siete diputados pertenecen a organizaciones opositoras al Gobierno de la Renovación en la provincia y hasta último momento no tuvieron en claro lo que harían ya que esperaban bajadas de línea de los presidentes de sus bloques. El PRO incluso salió con un comunicado adelantando su voto negativo al artículo que habilita la creación de las zonas aduaneras especiales y se sabía que Capitanich, el más kirchnerista de los gobernadores está en contra al igual que el gobernador radical de Corrientes que se ha convertido en el jefe de la UCR del NEA y al que responde también el legislador misionero.
Sin embargo a la hora de votar, los cinco se sumaron a la iniciativa que fue expresamente incorporada a la ley de Presupuesto por gestiones permanentes de los dos diputados por la Renovación, por el gobernador de la Provincia y por las relaciones políticas que tiene el conductor de la Renovación con el ministro de Economía de la Nación.
Evidentemente los cinco votaron presionados por el clima político existente en la provincia. Cuando votaron en contra y dejaron al Ejecutivo Nacional sin Presupuesto, desde todos los sectores y clases sociales salieron a repudiar ese voto negativo. Es decir que hoy votaron presionados, presionados por sus propios electores que no perdonaron la decisión anterior de votar de acuerdo con las órdenes de los partidos nacionales relegando la importancia que tenía la iniciativa para Misiones.
Puede entonces que el voto afirmativo en la madrugada del miércoles 26 de los cinco opositores tenga un ingrediente de especulación electoral. Pero, aun así queda claro que fueron acorralados por la sociedad misionera. Porque hay un sentido común en los misioneros: exigir primero Misiones.
Por eso se puede afirmar que el voto de los dos renovadores que arrastraron el voto de los cinco opositores, integrantes del bifrentismo de la grieta, constituyó una reivindicación de las razones filosóficas y políticas de concurrir a las elecciones nacionales con la boleta corta, es decir sin patrones del puerto. El resultado del 19 y el 21, respectivamente dejaron a la Renovación tercera por 5% y segunda por 4%, y costaron en forma sucesiva una banca de representación en la Cámara de Diputados.
Mientras un enfoque meramente cuantitativo abría festejos en las oposiciones y proyectaban números, la conducción de la Renovación apostaba resueltamente contra las teorías mecanicistas que niegan la sustancia cualitativa de las representaciones políticas y la lucha cultural por el sentido común.
La defensa de la identidad renovadora, anclada en la ruptura con los capangas de Buenos Aires, tuvo fuertes resistencias en los partidos y gobiernos nacionales. Desde 2003, la Renovación se propuso modificar las relaciones de subordinación que caracterizaron la estructura federal en la Argentina. Romper con los ordenamientos de la Casa Rosada y los partidos no fue fácil y sigue siendo difícil. Los espacios de participación y coordinación entre los gobiernos nacionales con la provincia, exigen una fuerte determinación ya que una vez conseguidos, no se respetan como derechos. El federalismo no es una forma de gobierno. Eso en la Constitución Nacional es la república y la división de poderes. El federalismo es una forma de Estado. Y su conducción nunca es neutra, sino política. Y fue precisamente la política la que logró esta semana volver a incluir en la letra de la ley de Presupuesto la esperanza para Misiones.
La presión simbólica que llevó a los cinco opositores a votar con la Renovación, habla del triunfo de la batalla cultural librada desde 2003. En términos gramscianos es la consagración de la hegemonía del pensamiento y doctrina de la Renovación que desde su irrupción en la sociedad misionera, como dijimos, se propuso expresar los principios de autonomía y de un federalismo participativo. Es hegemónico porque el misionerismo genera y encarna una idea universal que interpela y reúne no sólo a la inmensa mayoría de la sociedad misionera, sino que además fija las condiciones sobre las cuales se produce el debate político, económico y social. Si se admite que ya no se puede hacer política en Misiones únicamente colgado de un referente nacional, la semana explica también la poca repercusión que tuvo el paso por Posadas de uno de los precandidatos del PRO a la Presidencia. Por supuesto que Rodríguez Larreta vino a hablar de coparticipación y federalismo y contra el centralismo porteño. No se puede creer. Aunque haya disimulado al sostener que los gobiernos menos federales fueron los del kirchnerismo, es la cara del centralismo porteño. No se puede creer, pero en Misiones es la única forma de hacerse escuchar. Le falta prometer como Alberto Fernández, que va a gobernar con los gobernadores.
EV – Misiones Plural