La hazaña de la selección masculina del fútbol argentino que se convirtió en campeona mundial de ese deporte el domingo en Qatar, dispara innumerables situaciones que se convierten en anécdotas, por el contexto en el que se dan. Es el caso –entre otros- de la obereña Betiana Zaine Leverberg, la azafata de Aerolíneas Argentinas, que alzó y besó la Copa mundialista y se fotografió con Lionel Messi en el avión que trajo a la Selección de Fútbol a la Argentina. Entre miles de llamadas, la misionera también habló con Misiones Plural, para contar “las 13 horas de vuelo más emocionantes como azafata”.

Por Alejandro Fabián Spivak

Miércoles 21 de diciembre de 2021. Este es un diciembre distinto para todos “los argentinos” (no importa dónde naciste) del planeta, como es distinto y también inolvidable para la obereña Betiana Zaine Leverger, la azafata de Aerolíneas Argentina que fue una de los trece tripulantes del Boing Airbus 330-200 de la línea aérea de bandera que transportó a los Campeones del Mundo del fútbol masculino hacia Buenos Aires. Tiene 41 años, 12 en la empresa y entre miles de anécdotas, la que más la emociona: atender a la Selección en el regreso triunfal a casa, alzar la Copa Mundialista, besarla, fotografiarse con “el capitán” argentino y departir con los “muchaaaaachoooos”.
En diálogo con Misiones Plural, Betiana contó que al igual que sus compañeros, se enteró unas horas antes que sería parte de la tripulación de ese vuelo histórico: “viajé con ese vuelo de ida hacia Roma con hinchas argentinos, que fueron a ver la final, porque ese avión hizo Buenos Aires-Roma-Qatar-Roma-Buenos Aires. Estaba en Roma y, como el avión debía hacer una escala técnica y cambiar de tripulación, tuvimos la suerte que fuéramos elegidos por la empresa para transportar a los Campeones del Mundo. Fueron 13 horas de vuelo de mucha emoción entre Roma y Buenos Aires. Toda la tripulación estábamos muy contentos, orgullosos, emocionados de estar ahí. Por supuesto (que más allá de la emoción) mantuvimos el profesionalismo, tratando de que la Selección Argentina se sienta cómoda con nosotros, tratando de no molestarlos y buscando el momento propicio para saludarlos y tomarnos una foto”.
Betiana no deja de sonreír y emocionarse con cada pregunta (el contacto con Misiones Plural fue a través de una videollamada). “La emoción de estar con los jugadores y el cuerpo técnico que logró el Campeonato Mundial y no perder el profesionalismo se debe a años de terapia; cuando tenemos puesto el uniforme de Aerolíneas Argentinas sabemos que debemos mantener la tranquilidad y el profesionalismo”. Sonríe, y confiesa: “reconozco que cuando subimos al avión queríamos abrazar a cada uno de los jugadores y al cuerpo técnico, pero, como corresponde nos mantuvimos tranquilos; los saludamos como lo hacemos en cada uno de los vuelos para que cada uno de ellos tenga su momento. Al principio toda la tripulación fue cautelosa”.

“Agarrala fuerte porque pesa”
La sonrisa del orgullo no abandona el rostro de Betiana. Cuenta que ninún integrante de la tripulación pidió alzar la Copa sino que –cautos- solicitaron unas fotos. “Pero justo pasó al lado mío Lautaro Martínez con la Copa, vio la expresión en mi rostro y me dijo: ¿La querés sostener?´ Y sin que le haya respondido, me la dio y me dijoagarrala fuerte porque pesa´. La tomé, la abracé, le di un beso, me tomé fotos y se la devolví. Todo mi cuerpo templaba de emoción”.
Sigue sonriendo.
La Azafata mundialista cuenta que el viaje fue muy relajado. “Los más jóvenes fueron los que dedicaban a cantar, bailar, y hasta tocaron un bombo con los colores argentinos. Los más grandes como Messi, Di María, De Paul u Otamendi tomaban mate y jugaban a las cartas”. El “truco” –otro deporte nacional- fue el juego elegida para despuntar las horas del regreso a casa.

La foto con «el Capitán»
Betiana y toda la tripulación fueron muy respetuoso. Trataron de no molestar a los Campeones del Mundo. “Ninguno de la tripulación se animaba a acercase a Messi; además no lo queríamos molestar. En un momento se levantó de su asiento y le pedimos amablemente si se podía tomar fotografías con nosotros y, de inmediato, dijo que sí. Sólo que no cruzamos palabras porque no queríamos molestarlo. Le agradecimos y le dijimos que lo amábamos”. Como lo ama el mundo.
Esta privilegiada mujer misionera dijo también que vio al director técnico Lionel Scaloni como muy tranquilo. “Es una persona muy tranquila; no tuvimos mucho contacto con él. Caminó, durmió y estaba muy relajado”.
Todo fue “muy emocionante”, confirma varias veces. Admite que “fue difícil manejar la ansiedad tanto de los tripulantes como de la Delegación argentina durante las 13 horas de vuelo y la espera en Ezeiza hasta que se abrieron las puertas del avión. Todos queríamos llegar. Deseábamos que el reloj pase más rápido, por eso tratamos que estén tranquilos; cuando aterrizó el avión ya estaban todo en fila, parados para descender”. Después de aquel penal histórico en Qatar, lo más importante era el encuentro con un país que no durmió.
“El recibimiento en el Aeropuerto fue realmente muy emocionante. Le doy gracias a Dios por haber sido parte de la tripulación que transportó a los Campeones del Mundo desde Roma a Buenos Aires”.
Sonríe. Guarda para siempre uno de los momentos más emocionantes de su vida. “Tuve la suerte de volar con personalidades, pero ser parte de la tripulación que viajó con los Campeones del Mundo es lo más emocionante que me tocó vivir como azafata de Aerolíneas Argentinas”. Sonríe, sí.