Cada vez que llega enero comienzan a sonar con énfasis los tambores de los carnavales y con ello las comparsas van ultimando los preparativos para la presentación en el mes de febrero. En Argentina y en otros lugares del mundo coinciden estas fechas con temporadas vacacionales lo que impulsa a relacionar los carnavales como una agregación de valor turístico para las ciudades o pueblos donde se llevan adelante. En Misiones no es diferente, aunque es imposible unificar discursivamente determinada homogeneidad de los carnavales y de las comparsas: no todos tienen el mismo ritmo, sostiene el autor de este artículo.
Por Oscar Alejandro Degiusti, licenciado en Turismo
Miércoles 1 de febrero de 2023. El origen del carnaval tiene diferentes versiones, no obstante se coincide en que nació aproximadamente hace 5.000 años como consecuencia de una celebración religiosa, celebraciones que correspondían a cambios de estación.
Hay quienes sitúan al carnaval en el Imperio Romano y lo relacionan con las saturnadas, fiesta en honor al dios Saturno. Otros lo ubican en Grecia con festejos donde se veneraba a Dionisio. En la mitología griega aparece la figura de Momo, un dios menor el cual propiciaba la burla y el sarcasmo.
Con la llegada del Cristianismo al Imperio Romano, muchas de las fiestas se irán adaptando al calendario litúrgico. Así, la Cuaresma que arrancaba el miércoles de cenizas era muy estricta en cuanto al ayuno y la penitencia y lo que estaba permitido y no durante esos días. “Por tanto, antes de estos días, había que dar un escape sociológico y psicológico. Por eso se readaptarán las festividades de las saturnales y los bacanales”, dice Gerardo Di Fazzio.
Respecto al origen del vocablo carnaval también existe cierta divergencia de opinión: unos sostienen que proviene del latín “carnem levare”, lo que significa “quitar la carne” (todo está permitido en esos días anteriores al miércoles de cenizas), Sin embargo, expresa Gerardo Di Fazzio, que Jacob Burckhardt, propuso la idea de que el vocablo «carnaval» deriva de la expresión “carrus navalis”, usada para designar una procesión de máscaras que culminaba con la botadura de una nave de madera decorada con ofrendas florales en honor a la diosa Isis. Se realizaba todos los años a primeros de marzo como símbolo y apertura de la temporada de navegación. Esta celebración romana, quizás procedente de Egipto, formaba parte de las festividades de la “Navigium Isidis” (Nave de Isis) y habría quedado como resto de la antigüedad en el carnaval moderno.
María Guimarey agrega también la teoría de Jacques Heers, acerca de que el carnaval sería una expansión en el espacio urbano de las fiestas que celebraban los jóvenes clérigos en el ámbito sagrado de la Iglesia. Estos festejos incluían danzas y mascaradas que darían origen a las características particulares del carnaval.
En la Edad Media la Iglesia prohíbe estos festejos populares por el desenfreno que ello significaba, lo que significó el traslado de los mismos al ámbito privado, espacio donde el carnaval empieza a ser representado por compañías de actores con máscaras que representan los vicios y virtudes. Simultáneamente podemos agregar que la “palabra disfraz procede de la voz freza= huella, pista y la partícula negativa dis = borrar, quitar. Es decir: “borrar las huellas”. Como dato podemos agregar que las máscaras de carnaval aparecieron en Alemania para representar obras burlescas hacia la máscara del orden establecido.
Pero por qué cada año el carnaval cambia de fecha: el carnaval está asociado a la religión católica -definitivamente- que se inicia antes del miércoles de cenizas, fecha en que comienza la cuaresma. Este tiempo es un tiempo litúrgico relacionado con el ciclo lunar, donde tiene que coincidir que el Jueves Santo sea de luna llena porque según la historia del cristianismo el día que el pueblo judío salió de Egipto había luna llena, lo que les permitía caminar sin problemas.
Carnaval y turismo

Cuando hablamos de vacaciones de verano, los pensamientos van hacia imágenes que resumen el concepto de turismo. Y aquí tenemos entonces una actividad económica multisectorial de bienes y servicios con la capacidad actual de generar puestos de trabajo en forma más inmediata. Por otro lado está el turista, el sujeto que se traslada a un lugar atraído por alguna motivación y que se convierte en consumidor.
Ese consumo que realizan los turistas en ese desplazamiento posibilita la dinamización de las economías locales en tanto el dinero que proviene de esos sujetos turistas no proviene del mercado local sino de otros mercados (nacionales o internacionales), lo que se interpreta como una exportación. Entonces, en esta ecuación, el consumo realizado en el tiempo de permanencia en el lugar es lo que favorece el empleo: si aumenta el tiempo, aumenta el consumo y con ello los ingresos. Claro, también interesa aumentar los turistas.
Los carnavales en su visión actual son fenómenos culturales colectivos bajo la forma de eventos que se desarrollan en grandes espacios urbanos al aire libre, sin distinción de razas ni clases sociales; bajo la modalidad de espectáculo artístico las agrupaciones denominadas comparsas y con los elementos que las caracterizan –grupos musicales, carrozas, figuras, entre otros–. Como dato histórico, el primer carnaval de América fue celebrado antes de 1520 en la ciudad de Santo Domingo.
El carnaval como toda fiesta popular tiene implicancias económicas a partir de ser productos culturales, y la cultura es una de las dimensiones motivadoras del desplazamiento de turistas. Expresan algunos autores que el carnaval por su naturaleza es un acontecimiento turístico porque motiva ingresos y empleo. Pero también esto es una afirmación relativa que desarrollaremos adelante. En definitiva, la cultura y el turismo en tiempos actuales actúan simbióticamente; la cultura es pensada desde el fenómeno turístico, es decir desde un pensamiento sistémico capitalista y como sistema de consumo.
Aquí llegamos al momento de definir cómo los carnavales se incorporan al turismo, como atractivos turísticos o simplemente como una actividad turística de esparcimiento dentro del municipio o ciudad en que se desarrolla. La diferencia radica en que el carnaval como atractivo motiva el desplazamiento por sí solo para visitar el destino, y como actividad de esparcimiento es la opción asistir y mientras “disfrutar de una comida o una bebida”. También analizaremos más adelante los diferentes carnavales que se llevan adelante en Misiones y la forma en que se incorporan al turismo.
Dicho de otro modo, es pensar a los carnavales como productos culturales turísticos y lo que eso significa en tanto organización o seguimos afianzando los carnavales como fenómenos culturales barriales. Aquí no hay discurso sino decisiones.
Algunas definiciones para entrar en clima

En la Argentina podemos reconocer básicamente los siguientes tipos de carnavales: las celebraciones barriales que pueden ser bajo la modalidad de murgas (al estilo uruguayo) o bajo modalidad de comparsas; los Carnavales del noreste, con comparsas y carrozas, y los del noroeste, con raíces ancestrales andinas.
Respecto a las influencias respecto al formato de los carnavales, Gabriel D. Cocimano habla de la “la brasileñización del carnaval” o específicamente del “carnaval carioca” principalmente a partir de los años 70, influencia que es notoria en casi todas las regiones de Argentina. Demás está revisar los nombres de las distintas comparsas que participan en los carnavales para entender esta influencia.
Hoy el carnaval de Río de Janeiro es un megaespectáculo “excluyente con su espectacular despliegue de recursos y la exportación de imágenes por satélite; millones de espectadores en todo el planeta observan este derroche de color, sensualidad, calor y desenfreno que entregan las scolas do samba en sus multiestelares desfiles”, dice Cocimano.
Algunos opinan también que esta influencia obedece a procesos de desculturización, y que el mercado y la industria del turismo lo instauró como “el producto carnaval” por antonomasia en el mundo. Es único y homogéneo. Pero más allá de estas disquisiciones nuestro análisis es sobre los carnavales que se sienten y viven con pasión en el litoral.
Una comparsa de carnaval consiste en una agrupación que sale a las calles a bailar, tocar su música y comunicarse con su gente. Los instrumentos, las variadas danzas e incluso las temáticas son diferentes en cada lugar.
En los carnavales de las provincias del litoral a su vez las comparsas ingresan dentro del tipo conocido como “comparsas de fantasía” principalmente pues el resultado del espectáculo que nos proponen son el efecto de la imaginación, y de la creatividad, y donde los trajes, vestimentas, coreografías y carrozas no necesariamente representan tradiciones populares: son temas de libre creación. Con los ritmos también es similar.
El comparsero o sujeto que participa en las comparsas es más que eso, es sobre todo una persona que se distingue por la pasión que transmiten cuando ingresan a las calles o corsódromos (también llamados sambódromos por su relación directa con la samba brasileña) y se convierten en artistas. Aquí como dato alegórico tenemos que cada 23 de septiembre se conmemora el Día del Comparsero en memoria de quienes perdieron la vida en la tragedia de Las Flores, ocurrida en el año 1978 durante una gira de la comparsa Ará Berá.
Durante las noches de presentación, las comparsas y murgas –si las hubieran–, desfilan en el orden sorteado ejecutando temas musicales, danzas con las indumentarias alegóricas al tema de fantasía que eligieron y además presentan un tema musical de creación propia identificado como “samba de enredo” (esto es una característica de las comparsas con mayor desarrollo). Además suelen tocar canciones reconocidas por el público y con ritmos alegres de manera de sumarlos al desfile. Al final una carroza en la que se desplaza la “reina de la comparsa” que interactúa con el público bajando del móvil. En el medio del espacio que denominamos corsódromo o sambódromo se halla un espacio diferencial, donde usualmente se encuentra un jurado que evaluará a las comparsas o un conjunto de autoridades, lugar donde se realiza el “show de comparsa” o momento sublime que sintetiza la puesta en escena de decenas de días de ensayo, allí todas las habilidades de danzas, música, indumentaria y teatro se ponen en juego. Finalmente, en los carnavales más desarrollados, cada comparsa tiene lo que se denomina el “carro de música” (a veces compartido) donde van los parlantes y en ocasiones también los músicos que acompañan a la scola do samba.
Dimensiones económicas del carnaval

En primer lugar, acordar que hablar de la economía es referirse a los procesos de producción, circulación y consumo de los bienes y servicios que se producen en una sociedad.
Los carnavales como toda fiesta popular y producto cultural tienen diferentes connotaciones económicas. Connotación que alude a una doble dinámica económica: por un lado, si la vemos desde el impacto que puede tener desde el punto de vista del empleo y del movimiento turístico, pero también desde los encadenamientos productivos que genera la organización y puesta en escena de las comparsas.
La doctora García Lorenzo dice que uno de los rasgos de los carnavales es la temporalidad y estacionalidad de los procesos económicos. Se llevan adelante una sólo vez al año y por unos pocos días pero todo el proceso organizativo dura casi todo el año.
En el mundo entero el carnaval es también un fenómeno turístico porque motiva el arribo de turistas; pero no es tan sencillo, a veces es solo una motivación discursiva o periodística porque si el carnaval no genera el diseño de paquetes y promoción del sistema turístico empresarial, seguirá bajo la esfera de un producto cultural con potencialidad turística.
Vamos a ir esbozando, estos son algunos elementos que demanda toda fiesta popular: textiles, pintura, adornos (plumas, lentejuelas), instrumentos, elementos de ferretería; además hay costos de maquillajes, diseños, confección de los trajes, peinados de las figuras destacadas, armado de las carrozas y carros alegóricos donde intervienen varios oficios (herreros, carpinteros, electricistas, soldadores, diseñadores, pintores, entre otros).
Por otro lado, los municipios o gobiernos provinciales se encargan de aportar las tribunas, palcos, el servicio de seguridad, servicio de limpieza, servicio de salud, baños químicos; en ocasiones la ornamentación y delimitación de los distintos sectores del predio, la pintura del corsódromo, el sonido e incluso algún grupo musical.
En algunos carnavales el sector privado también participa del financiamiento de los mismos bajo la forma de ayudas a las comparsas, sponsorización y patrocinios. Cuando se hacen estos aportes las empresas son de bebidas o de tecnología, aunque son muy escasos estos ejemplos.
Muchas comparsas barriales son subsidios-dependientes, es decir no tienen una mirada de que el carnaval es una continuidad y no se termina con los días de desfile, pero también otras agrupaciones más organizadas tienen sus propias estrategias independientes de la posibilidad de recibir algún subsidio del Estado y que son varias para recaudar dinero a lo largo del año mediante rifas, venta de diferentes productos o venta de show, pero también a partir del financiamiento mediante préstamos bancarios de sus integrantes o coordinadores de comparsas. Otros ingresos provienen de la venta de entradas en los días de desfile y de la venta en las cantinas habilitadas en los predios anexos al corsódromo, pero aquí hay que marcar una observación: el cobro de entradas se da casi exclusivamente donde participan las comparsas más desarrolladas, no asi en los otros donde los ingresos suelen ser gratuitos o con un valor simbólico
Por último, todo producto que se ofrece en el mercado tiene un precio o un valor de cambio en relación a sus características. ¿Y cuál es el valor que le asignan los interesados y participantes de las comparsas? Ricardo Nuñez y David Viciedo en un trabajo sobre los carnavales de La Habana expresan que la singularidad que puede tener un producto cultural junto con la calidad estética, el prestigio, la profesionalidad, la valía cultural, entre otros son los atributos que pueden elevar el precio. Podríamos agregar también el conocimiento, la habilidad y el prestigio.
En las comparsas barriales aparecen otros atributos intangibles que definen el valor de cambio como el reconocimiento comunitario, el capital social y político que se puede incrementar por parte de quienes se asumen como responsables y coordinadores de las comparsas, como el gozo de poder mostrar destrezas como el bailar y tocar música en los carnavales, poder mostrarse en su tierra..
Algunos atributos de los Carnavales en Misiones

Hablamos acá de las características actuales de los carnavales en Misiones y del desarrollo que presentan en las principales localidades en que se llevan a cabo, sin comparaciones con los carnavales en Encarnación, Gualeguaychú o de la ciudad de Corrientes porque son escalas muy diferentes y excedería este artículo.
• Distribución del desarrollo de los carnavales
En Misiones hay un desarrollo de los carnavales en consonancia con la evolución que tuvo el turismo a lo largo de los años, con excepción de municipios de la zona sur como Apóstoles, Concepción de la Sierra y San Javier, con la mayor proporción de localidades ubicadas a la vera de la ruta Nacional 12 (17 municipios que de una u otra manera –con alguna discontinuidad– aparecen en el mapa de los carnavales).
Tardíamente en una proporción inversa a lo previsible, en la zona de mayor cercanía con la cultura brasileña no prendió el carnaval: ni en la Ruta 14 ni en la Ruta Costera. Oberá y San Vicente con mucha voluntad han logrado tener cierta visibilidad aunque este año en Oberá no tendría ninguna comparsa y en San Vicente, de las cuatro que habían, solo dos estarán presentes en la organización local. Si bien San Javier limita con Brasil, que pertenece más a la región sur que a las rutas o corredores anteriormente mencionadas.
• Antecedentes
Exceptuando algunos antecedentes históricos de los primeros carnavales en la provincia de Misiones hacia el año 1948 en Iguazú e incluso en Posadas hacia la década del 20, nos vamos a centrar en esta modalidad como la conocemos actualmente y eso nos indica que los carnavales en San Ignacio cumplen 42 años y en Concepción de la Sierra nacieron en 1989. Párrafo aparte para destacar uqe el “carnaval de las mascaritas” que se realiza en la localidad de Corpus tiene aproximadamente unos 100 años de antigüedad, lo que lo distingue identitariamente de los demás.
• Comparsas y municipios participantes
Unos 17 municipios llevarán adelante algún festejo de carnaval en este 2023, algunos con sólo una noche, lo que denota que disminuyeron las localidades y las comparsas que participarán respecto a años anteriores.
Es indudable que la crisis económica impacta en los hogares y también en los productos culturales, donde los carnavales no quedan inmunes ante esta situación económica mundial, máxime con la variedad de costos que significa la organización del carnaval. Incluso también se contraen los subsidios, auspicios y posibles patrocinios.
El resultado es que cuatro municipios en principio y un poco más de 20 comparsas no formarán parte de los calendarios ni de las grillas de salida en algún corsódromo en esta edición 2023.
• Qué tipos de Carnavales tiene Misiones
Misiones tiene un espectro bastante interesante al momento de analizar sus tipos de carnavales, en general, todos de influencia carioca, y la mayoría, “carnavales barriales bajo la modalidad de comparsas”, más allá del espacio en que se lleven adelante los desfiles. Aquí me detengo para hacer dos comentarios en cuanto a variedad de la categoría: en Piray, único lugar que cuenta con un corsódromo construido a tal fin; me toco observar comparsas con recursos y desplazamientos más parecidos a la “estudiantina posadeña” donde el sambar, núcleo del carnaval de raíz carioca, no existía. El segundo comentario de la categoría es acerca de la localidad de Corpus Christi donde se realiza el “Carnaval de las Mascaritas”, evento declarado Patrimonio Cultural de Corpus Christi que se desarrolla desde hace más de 100 años. La arquitecta Miryam Krieger, referente del pueblo que este carnaval, dice que conserva prácticamente intacta la costumbre de realizar trajes de papelitos, bonetes y máscaras, todo construido de manera artesanal, y agrega que “si bien nació como el disfraz de las clases populares y de origen más humilde, hoy lo usan todos los corpeños por igual, representa la tradición carnavalera y se transmite de generación en generación. Algunos creen que tiene origen húngaro (coincidente con la inmigración en la localidad), otros, de origen español. La realidad es que lleva la marca del Carnaval de Corpus Christi”.
Después están los “carnavales con comparsas y carrozas”, que son instancias más desarrolladas en cuanto al producto cultural que analizamos (organización del carnaval y comparsas): aquí están San Ignacio, Concepción de la Sierra (bajo la modalidad de adultos e infantiles), Apóstoles y San Javier.
Respecto a las comparsas infantiles, los Carnavales que históricamente se realizaban en Santa Ana eran de esta característica, eran comparsas que se disputaban lso premios en esta categoría. No obstante nobleza obliga las comparsas infantiles de Concepción de la Sierra se destacan por el alto nivel de calidad. Este año por cuestiones económicas no saldrá el Carnaval Infantil en Santa Ana.
• Y qué comparsas hay
Poder realizar algún tipo de análisis comparativo entre las diferentes agrupaciones del carnaval, establecemos algunos parámetros, como tipo de organización de la comparsa; modalidad de financiamiento de la comparsa; calidad estética y puesta en escena en el carnaval; la profesionalidad en los vestuarios, bailes, música y confección de carrozas; creatividad; grupos musical y carro de música y valor de mercado de la indumentaria; participantes de otros lugares (música o bailes) de otras localidades; organización del sambódromo (espacio donde se realiza el desfile) y aquí con indicadores como la pintura en la calle, la iluminación y el sonido, la seguridad, la oferta gastronómica, la limpieza e higiene general, la instalación de baños, presencia de gradas o palcos o camarotes; accesibilidad, y finalmente la existencia de sponsorización por parte del sector privado, y finalmente la interacción con el público.
Sin desarrollar cada uno de las variables, se considera la valoración a las comparsas sobre estas características, además de considerar algunos detalles interesantes al momento de comprender las comparsas en sus respectivos carnavales. Entonces arriesgo a pensar en tres categorías: Comparsas con alto potencial desarrollo al turismo, Comparsas en crecimiento y Comparsas Barriales.
Respecto a la primera categoría, es decir la de “comparsas con alto potencial de desarrollo al turismo”, son las cumplen con varias de las variables enumeradas donde, creo, están las comparsas de Concepción de la Sierra (incluyendo también a las dos comparsas infantiles), las tres de Apóstoles con algunos matices entre ellas, las de San Javier (este año son dos las que participan) y la única que quedó de San Ignacio, a su vez, ultima campeona en el Provincial. A mi criterio no hay otras. Ahora si voy a elucubrar algunos comentarios sobre algunas variables.
Respecto a la organización del carnaval, y tal vez como consecuencia de que San Ignacio es la Capital Provincial de los Carnavales, iniciativa y propuesta de hace 25 años y que además constituye un municipio turístico que entendió que tiene una responsabilidad diferente, que año a año va innovando en lo que constituye el “Carnaval Provincial”, instancia donde un día varias comparsas se dan cita en el pueblo. Aquí hay una responsabilidad muy grande en las autoridades institucionales respecto a esta organización, donde la responsabilidad aumenta a pesar de que en esta edición tendrá una sola comparsa que los represente.
Hasta el momento es casi nula la contribución del sector privado con aportes o algún tipo de patrocinio o sponsorización, cuando en todas esas localidades hay empresas importantes. Sponsorear no es colaborar –porque si existen las colaboraciones de personas y negocios pero son sólo acciones puntuales–. Y justamente si hablamos del tema de financiamiento en general podemos decir que si bien suele haber en algunas más que otras algún aporte del Estado Municipal o Provincial, no es significativo en cuanto al vestuario de los integrantes; pensar que hoy un traje de destaque de estas comparsas está por encima del millón de pesos (como ejemplo pensemos que una pluma de las amazonas, usadas para espaldares sale $1500 y un espaldar de destaque lleva mínimo 500 de esas plumas).
Justamente en esta categoría con el sector privado suele darse el caso del huevo o la gallina, ya que si bien se observa una escasa voluntad a contribuir con algún aporte a la realización del festejo, y se justifican bajo el pensamiento de que si los carnavales mejoraran en calidad e infraestructura, y esto a su vez lograría que la fiesta tenga un mayor reconocimiento; ahí si el sector comercial y empresarial mostraría la voluntad de colaborar. Pasan los años y así seguimos, pero estas comparsas siguen creciendo.
En estas comparsas que en general exceden largamente los cien integrantes vemos como la calidad estética y de diseño de la indumentaria es directamente proporcional al deseo de sumarse a estas comparsas por parte de jóvenes de diferentes puntos de la provincia.
Ahora la mayor parte del costo de la organización del desfile del carnaval lo afronta el Estado -municipal o provincial-: pintura en el espacio del desfile, limpieza del predio, seguridad, baños, ordenamiento del tránsito, locución, animación y sonido, entre los principales.
Un detalle –no menor– es que para asistir a estos espectáculos se paga entrada, es decir que hay personas que valoran estas apuestas escénicas y están dispuestas a abonar un ingreso a cambio de participar del espectáculo o del “show de comparsas”.
La diferencia entre las dos categorías restantes Comparsas en crecimiento y Comparsas Barriales está que en aquellas que están en crecimiento, en el transcurso de algunos años, mejoran a distintos ritmos; no hubo retrocesos ni años en que no participaron. La evolución en estas comparsas, que generalmente apenas suelen llegar a los 70 integrantes implica una idea constante de creatividad, renovación de vestuarios más allá del reciclado que pueda existir y dentro de ese vestuario cierta homogeneidad en todos los integrantes. Con estas características hay no más de cuatro. “Comparsas Barriales” son aquellas agrupaciones que priorizan la participación, la inclusión y la diversión por encima de la calidad estética y profesionalización del carnaval.
En muchas ocasiones en estas comparsas hay cierta dependencia de ayudas por parte del Estado para decidir salir a desfilar. Esta situación se observa en los anuncios tardíos respecto a la participación o no de la edición 2023. Ya expusimos el número de comparsas que se bajaron de la competencia o participación.
Otra de las características de los carnavales con estas categorías de comparsas es que modificaron una de las matrices de atracción, los “Show de Comparsas” por el “Show en el Carnaval”, que consiste en rellenar con otras acciones el carnaval, incluso a veces con elementos culturales absolutamente extraños al espíritu carnestolendo. El objetivo es simple: rellenar los espacios que las comparsas no pueden hacerlo. Posadas es un ejemplo de cómo a partir de 2016 las comparsas que estaban en crecimiento, por diferentes motivos, dejaron de hacerlo, se fragmentaron en nuevas comparsas; otras desaparecieron pero ninguna pudo sobresalir como colectivos de carnaval. Lo extraño al carnaval fue haciéndose cotidiano.
Desde este punto de análisis la mayoría de estos carnavales son de escaso atractivo turístico, sin embargo, al sumarse a la oferta recreativa del destino en fechas de carnaval tienen una afluencia de visitantes/turistas y población local que no dejan de tener un impacto económico importante.
Dentro de estas categorías otro dato curioso se da en Puerto Iguazú, con la paradoja que siendo el principal destino turístico de Misiones y donde se encuentran grandes empresas de turismo, las comparsas y los carnavales no evolucionaron a semejanza de la zona sur de Misiones. Por omisión los carnavales se convierten en acciones complementarias y hasta secundarias del turismo.
Desafios

Hay desafíos de cara al futuro: aquí esbozamos sólo algunas ideas rápidas pero lógicamente pueden haber muchísimas más.
• Poder diferenciar que un fenómeno cultural se convierte en turístico cuando prima una calidad estética y organizativa diferente, o por algún elemento que le otorgue singularidad. Un ejemplo sería el caso de Corpus Christi con el Carnaval de las Mascaritas. Esto implica la responsabilidad de encontrar aquellas singularidades que puedan diferenciar a nuestro carnaval. A partir de allí definir que carnavales queremos.
• Los municipios a su vez deberán definir también cuantas son las comparsas que debería tener cada uno de ellos para que las ayudas sean significativas en cuanto al rendimiento de las ayudas. No es lo mismo dividir entre 10 comparsas que entre 2 o 3.
• Entender que los carnavales constituyen un producto cultural singular, por lo tanto no puede ser visto con los ojos de otros fenómenos también culturales. No se puede intervenir con respuestas de otros movimientos. Este precepto debe entenderse para vestuarios, ritmos, bailes, etcétera. Prestar especial atención a los vestuarios y la puesta en escena especialmente.
• Hay que pensar en revisar y unificar los reglamentos con el objetivo de estimular la creatividad y la calidad.
• Pensar algunas inversiones en infraestructura y equipamiento para los carnavales más desarrollados de la provincia.
• Ante algunas de las voces que expresan como una debilidad el poco apoyo del Estado durante el año, se podría pensar en algo similar al denominado DEPORBONO, el bono deportivo que se usa para ayudar a las entidades deportivas, para ayudar a las comparsas o localidades con determinadas características de desarrollo.
• Ver opciones por parte de las comparsas para ampliar las estrategias de captación de fondos con acciones que están experimentando en otros lugares como ser: pagar para experimentar salir una noche con un traje (hay gente que está dispuesta a hacerlo); shows de carnaval en otros ámbitos; alquiler de trajes; videos carnavaleros con integrantes de las comparsas; books de fotos; ambientación de carnaval en algún evento o fiesta; etcétera. También alguna vez habíamos pensado en recrear los que podríamos llamar “Carnavales de invierno”, aprovechando el clima benigno de Misiones y utilizando claro, salones o superficies cerradas.
• Comenzar a trabajar con el concepto de “Carnavales sostenibles”, con la idea de promover cambios de hábitos en favor de modelos de vida sostenibles como la limpieza, el uso de vasos reutilizables, una posterior utilización de los pomos de nieve, y otras acciones similares.
También se puede pensar en premios o incentivos a disfraces, trajes o alguna carroza con materiales reciclados.