Los misioneros llegan a las elecciones generales en un escenario previsible que expresa tranquilidad y confianza en el funcionamiento de las instituciones democráticas. La gente demuestra tener esperanzas en la política. La anticipación estratégica y la resolución consensuada de los conflictos sociales y hasta partidarios, fueron configurando un clima especial para la construcción de credibilidad en los políticos. Lo expresa la gran cantidad de jóvenes que se arrimaron, sin ser afiliados, para postularse como candidatos. En Misiones, se puede afirmar, la renovación ha ganado la batalla cultural.

Los misioneros llegan a las elecciones generales en un escenario previsible. No hubo lugar para las conspiraciones. Todas las mediciones de la opinión pública coinciden en la existencia de un escenario previsible que expresa tranquilidad y confianza en el funcionamiento de las instituciones democráticas. La gente demuestra tener esperanzas en la política como herramienta para su propia defensa en la toma de decisiones.
Esto sólo puede ser consecuencia de la satisfacción que sienten las mayorías en las políticas de ampliación de derechos que se mantienen en la provincia desde la irrupción de los gobiernos renovadores. Pero también por la paz, por la ausencia de disputas palaciegas que caracterizó la vida de los partidos, en el oficialismo y en las oposiciones, hasta las rupturas de 2003. La gobernabilidad, garantizada en los últimos años por la firme determinación de la Presidencia de la Cámara de Diputados, es un valor que se da por sobreentendido. Es como el aire, se siente la asfixia recién cuando falta. En otros tiempos, hasta el 2005, precisamente, los parlamentos fueron duros condicionantes de los ejecutivos. En cambio, la doctrina renovadora siempre privilegió la acción de gobierno, la que entiende es responsabilidad de todos los poderes del Estado, y en sus dos niveles, y propia de todo el movimiento renovador. Así, nunca se cayó en la tentación de disputar espacios a través de la labor legislativa.
EL CONSENSO GENERA CONFIANZA: Eso lo valora el ciudadano común por más lejos que pareciera estar de la política. Siempre se valora la paz. Genera confianza en los dirigentes. De allí la centralidad que tuvo la decisión de la conducción de la renovación de elegir sus candidatos por consenso. Elecciones internas, no sólo desgarran la unidad de los partidos, fue así en la práctica más allá de lo esperable por el campo de las ideas que defienden esas prácticas. Las oposiciones en la provincia fueron, precisamente, víctimas de esas tradiciones. Nadie puede negar que de la forma en que se realizaron y amagaron compulsas para definir candidatos, provocaron mucho ruido en la gente que, inevitablemente se deja ganar por la desesperanza para repetir “son todos iguales” y termina alejándose. Vale recordar palabras del propio conductor formuladas a periodistas parlamentarios interesados en conocer cómo se tomó la decisión al interior de la renovación, para finalmente acertar con la fórmula Passalacqua – Herrera. Como conductor, reveló que “en cada época electoral veo que tengo que cumplir con determinadas obligaciones. En esta etapa, había otras voluntades que pensaban que era otro el candidato a Gobernador, pero vi que se empezaba a alejar de un eje de principio y obligaciones que son fundantes de la renovación. Fui poniendo el acento en estas carencias, en esta falta de estos principios inadecuados, el giro hacia la derecha, (si se me permite un término) en determinadas cuestiones, sobre todo en cabeza de quien iba a dirigir o iba a tomar la posta de un proyecto de provincia inserto en un proyecto de país. Por lo tanto todo eso, de manera democrática y legal ha sido resuelto sin molestarle al ciudadano, ha sido resuelto como siempre estimamos y sabemos que es hacia adentro del partido, tratando de que el mínimo de estrés político trascienda en lo que es una etapa de discusión interna. Netamente interna. Donde primaron algunos aspectos oportunistas o de coyuntura que promovieron un plus. Pero bueno, eso es materia del pasado y la consolidación de una fórmula alrededor de dos militantes; uno fundador y el otro más fundador. Hugo Passalacqua estuvo en la hora 0 de la Renovación, algún día voy a contar toda su historia personal y lo que él aportó en esos momentos de incertidumbre desde hace bastante tiempo hacia atrás. Al lado de Oscar Herrera que es un militante y hacen una síntesis que explica por ellos mismos la altísima intención de voto que tiene esa fórmula y cómo en tan poco tiempo se explicó por sí misma, explicando lo que estoy explicando ahora”. Lo cierto es que Passalacqua expresa como pocos el nuevo paradigma de dirigentes.
ASOCIACIÓN ANTICIPADA CON SCIOLI: Este escenario si es previsible y confiable para los misioneros, tiene también sostén en la anticipada asociación de la renovación con Daniel Scioli . Cuando el sector más intransigente de la Casa Rosada alentaba candidaturas alternativas, como la de Randazzo, en la provincia muchos se dejaron tentar por la movida. Algunos de sus matices remiten al apoyo que en 2007, el entonces jefe de gabinete de la nación dio a las intenciones del viejo PJ de quedarse con la renovación. Sólo la firme defensa de la renovación como fuerza misionerista inserta en un proyecto nacional mantuvo la asociación con el gobernador de Buenos Aires, establecida ya en 2013. Incluso, Scioli, reconociendo que el misionero fue el primero en respaldarlo, llegó a ofrecerle integrar la fórmula, aunque se sabe que Rovira, lejos de buscar privilegios personales, entiende que la provincia todavía lo necesita librando las batallas en trincheras más cercanas a los misioneros.
También esta movida tan anticipada como estratégica, de respaldar a Scioli debe ser contabilizada como factor generador de confianza. Scioli expresa la continuidad del proyecto en la misma medida que la renovación en la provincia. Se gana así en transparencia. Y la gente gana en confianza y credibilidad.