El 61% de los votos que respaldaron a Scioli en la provincia el domingo 25 no es techo. Todos los candidatos a intendentes de la renovación sumaron alrededor de 40 mil votos más, mientras que los dos candidatos a diputado nacional unos 26 mil. Por alguna razón esos misioneros cortaron boleta. Como ya respaldaron a la renovación, no serán muy difícil de persuadir si entienden los efectos negativos que tendrá para la provincia un gobierno de signo diferente y más aún de un porteño como Macri.
Las provincias que no sean aliadas por el macrismo “sufrirán grandes complicaciones” amenazó con toda crudeza el diputado nacional de la alianza Cambiemos Eduardo Costa. Más allá del exabrupto, la advertencia desnuda la matriz de lo que sería un gobierno de Mauricio Macri. Porteño, centralista, elitista, gobernado por los intereses de la pampa húmeda y el poder financiero. Aquí, el gobernador electo, Hugo Passalacqua consideró que “posiciones como estas, no le hacen nada bien al país. Necesitamos seguir construyendo un país para todos”. A su estilo, no dejó pasar la amenaza. Emite un mensaje tan respetuoso como contundente a los misioneros que, en el balotaje del 22 de este mes, deben elegir entre dos modelos claramente diferenciados. Son dos propuestas que tienen expresiones concretas en las gestiones de Daniel Scioli y Macri tanto como en sus promesas. Pero sutilmente Passalacqua apela a identificarlas identitariamente en el legado histórico de cada fuerza política. Su apuesta excede el marco de la reflexión y apela al legado de luchas y militancia del campo popular. Ese legado federalista, de protagonismo de las provincias, es el que sirve de brújula cuando la prédica marketinera del poder del dinero logra establecer turbulencias para confundir a los ciudadanos.
ROVIRA: “REBELDÍA Y NO BRAZOS CAÍDOS”: Scioli y Macri encarnan así los legados de las luchas históricas en la Argentina. Antes de la amenaza perpetrada por el diputado macrista, aquí, el conductor de la renovación ya se había movilizado para marcar la contradicción en juego en el balotaje: misionerismo – centralismo porteño; pueblo – antipueblo. En una reunión convocada en el local Scioli presidente de Posadas con intendentes electos y no electos, con la mística del 2003 intacta, Carlos Rovira enfatizó que “la conducción de un proyecto y un colectivo humano no admite brazos caídos y menos de ánimos caídos. “Por eso cuando en el país parece, solo parece, que la militancia está cediendo ante los productos del marketing político o a los dictados de los multimedios del país central proponiendo un candidato hecho por ellos mismos, por ese estado que ya sabemos lo que significa, empieza a gestarse en la Argentina periférica, lejos del puerto una rebeldía que se va a ir acrecentando y que este es el momento de ponerla en marcha”
Ya en esa reunión, celebrada el miércoles 28, Rovira hubo de adelantarse al discurso de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, al exhortar a todos los renovadores a terminar con las interna para poner la atención en el riesgo que corren las provincias si gana Macri. Recordó que “así como en 1800 los Artigas, José Gervasio y Andresito se levantaron contra el puerto, contra los unitarios, así vamos a levantarnos los misioneros en paz y con inteligencia estratégica”, y consagrar en las urnas –dijo- a nuestros candidatos nacionales.
CLOSS: “PUJA DE DOS MODELOS”: En la misma sintonía se había pronunciado Maurice Closs el martes 27, al dejar inaugurada una nueva sala de prensa en la Casa de Gobierno. Afirmó que el balotaje pone en escena “la puja de dos modelos. Y lo que tenemos que hacer es salir a poner en evidencia, los problemas, las dificultades y el ajuste fenomenal que puede llegar a traer el otro modelo”. Hizo hincapié también en que un triunfo del proyecto centralista, para Misiones y el norte argentino, “puede tener un alto impacto”. “Macri es un centralista por excelencia, forma parte de la elite del centro. Los misioneros tenemos que votar a Scioli para que nos vaya bien a los misioneros, porque Scioli si nos va a atender. Si gana Macri la plata se la va a dar a la provincia de Buenos Aires, porque le debe la vida a María Eugenia Vidal en términos electorales. En segundo lugar le va a atender a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, su ciudad, la que lo catapultó a la política, de la que hoy él es su jefe de Gobierno. En tercer lugar va a apoyar a Mendoza, una provincia en rojo donde tiene un gobernador amigo, en cuarto lugar le va a apoyar a Córdoba, que le dio más del 50 por ciento de los votos y a Santa Fe. Va a ser un gobierno del país central y el norte y el sur argentino van a quedar una vez más atrás, en el olvido y en la falta de prioridades”.
Lo que dicen Rovira, Closs y Passalacqua explica las razones por la cual en las provincias del NE y NOA el pueblo no se confunde y votó a favor de Scioli con una contundencia manifiesta, ya que le sacó un millón de votos de ventaja al candidato porteño.
De todos modos, Closs fue específico al puntualizar que los dos candidatos a diputado nacional por el FPV obtuvieron más votos que Scioli. Llegaron juntos a sumar 429.938, mientras Scioli obtuvo 403.630, es decir menos 26.308. Son votos a seducir adelantó el gobernador. Son misioneros que ya respaldaron a la renovación. No es muy difícil que entiendan que un gobierno de Macri sería catastrófico, por lo ideológico pero también por ser de signo contrario. La amenaza ya está. También se registró una marcada diferencia en los votos que respaldaron a los intendentes postulados por la renovación, que juntos sumaron más de 40 mil votos al propio Scioli. Tomando algunos ejemplos por Departamento: en Capital, los candidatos a intendentes sumaron 10 mil votos más que Scioli, en Oberá la diferencia fue de 8 mil pero en porcentaje supera el 20%; en Edlorado los candidatos de la renovación a intendente llegaron a 31.387 y Scioli a 28.255. En la ciudad de Puerto Iguazú, la diferencia fue mayor 19,7 mil votos contra 14,6 de Scioli, es decir 34% más. Son votos posibles de persuadir, que suman, aunque la batalla central se debe dar en el seno del peronismo bonaerense que concurrió dividido a las urnas y puede hacernos pagar en las provincias sus descarnadas luchas por los espacios.
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