El contundente respaldo cívico a Passalacqua no sólo puede explicarse en las obras del gobierno ni en el proceso de ampliación de derechos que se vivió en todo el país. De ser así Scioli hubiese arrasado. Hay algo para descifrar en el voto al obereño que quizá esté relacionado a la confianza que genera su humildad y cercanía con la gente. El respaldo contrasta con el fracaso de las oposiciones que obtuvieron en muchas categorías menos votos que los “no afirmativos”.

El pronunciamiento popular del 25 de Octubre, tuvo una fuerte expresión en el voto “no afirmativo”, que suma nulos y en blanco. En la categoría diputado nacional fue categórico: llegó a 105.760 quedando en segundo lugar y superando holgadamente los 72.895 que obtuvo Humberto Schiavoni, el máximo referente del macrismo en Misiones. Hay un mensaje a descifrar ahí ya que el candidato a presidente logró 149 mil votos, superando por 24 mil a la suma de Schiavoni y Hernán Damiani que obtuvo 53 mil votos como UCR y llevaba también en su boleta a Mauricio Macri. En diputados provinciales los “no afirmativos” fueron poco más de 80 mil votos, casi igual que los 82 mil del macrismo provincial y muy por encima de los candidatos del ucerreísmo y el puertismo. Estos también quedaron muy por debajo de los “no afirmativos” en la categoría Gobernador, nada menos. Con 71.461 votos, los nulos y en blanco superaron los 53 de Gustavo González y los 40 mil de Adolfo Velázquez.
LAS OPOSICIONES NO TIENEN CAUSA: Son datos suficientes para considerar la existencia de un fuerte sentimiento de rechazo a la política en general y especialmente a las especulaciones de las oposiciones en el armado de alternativas. El mero rechazo de la política siempre tiene un deslizamiento reaccionario. Es una realidad que afecta a todas las fuerzas que representan el arco ideológico. Tiene un viejo anclaje en la Argentina. No sólo promovido por el poder fáctico que medra con la debilidad de la democracia, sino también por la herencia anarquista en la formación de sindicatos y sociedades intermedias. La resistencia a la formación de un Estado como espacio de convergencia de todos los sectores y clases sociales de la nación, está en el ADN de los argentinos. Pero el domingo 25 hubo una clara señal en favor del Estado comprometido con la ampliación de derechos que construyó la renovación. Los 400 mil votos de respaldo a Hugo Passalacqua fueron tan contundentes como el mensaje del voto “no afirmativo” del que tienen que hacerse cargo las oposiciones. El blanco más los nulos tuvieron suficiente caudal para consagrar una banca en el Congreso y tres bancas en el parlamento misionero. La explicación a flor de boca por supuesto se limitó a lamentarse por el fracaso del armado de una alianza anti-renovadora. Es una mirada, por lo menos estrecha, que cae víctima del argumento anti-republicano y anti-pluralista que las mismas oposiciones esgrimen para criticar al gobierno K y al gobierno R. Quedan listos así para repetir los mismos errores que, no son tácticos ni consecuencia de personalismos. Es de estrategia. Las oposiciones en Misiones no tienen causa, se manejan en la más estricta razón utilitaria, como si solo bastara con acceder al gobierno como un fin en sí mismo, sin hacerse cargo de ninguno de los desgarramientos cruciales de esta provincia, marginada históricamente por el país central. La UCR, fundamentalmente, cooptada por la lógica del marketing y la gestión neutra de las Fundaciones, trasferida desde el sector empresario, se ha movido en el terreno de la ausencia de herencias radicales y legados históricos.
EL LEGADO DE LUCHAS Y MILITANCIA: El contundente respaldo a la renovación está vinculado a su emergencia después de la crisis de representatividad de principios de siglo. La renovación se constituyó a través de un legado de luchas y militancia. Es el legado que le sirve como marco referencial para la toma de decisiones, tanto cuando se tiene viento de cola como en los momentos de turbulencias. Pero si bien tiene antecedentes en los históricos movimientos nacionales y populares, la renovación introdujo un elemento suplementario, el “misionerismo” que excede la mera síntesis del peronismo y el radicalismo. Esa tensión entre identidades, que muchos auguraban iba a terminar por hacer inviable el movimiento, se fue resolviendo en la praxis, desde su faz trasformadora. Esa esencia contradictoria, antiesencialista si se quiere, que en movimiento impide que la renovación sea idéntica a sí misma, es la innovación en la construcción de identidades. Si la renovación intentara ser sólida y homogénea con una identidad y esencia inmutable, inalterable ante los cambios sociales y de época, dejaría de ser renovación. En su fase transformadora la renovación constituye, así, una experiencia política que no queda atada definitivamente a dogmas, pero así y todo funciona como una brújula ética en el compromiso con esos legados de la historia. Passalacqua, desde esta perspectiva, fue el candidato justo. Muchos analistas explican su consagración por asegurar la continuidad de la inmensidad de obras realizadas. Pero si fuera sólo por eso, Scioli, el candidato del FPV tuvo que haber arrasado el 25. Hay algo más que la construcción de viviendas, de escuelas, de hospitales, de la asignación universal y otros derechos reconocidos por el Estado. El 67% de los votos válidos que respaldaron a Passalacqua tienen un enigma a descifrar. Quizá porque expresa el dirigente nuevo de la renovación, de la renovación de la renovación. Quizá por la confianza que genera su humildad y su acercamiento a la gente. Es uno de los pocos que nunca confundió el rol de la función con la jerarquía como persona.
NOTA: En esta nota hablamos de votos “no afirmativos” que suman los emitidos en blanco y los nulos. Los dos constituyen un claro mensaje de desaprobación. El nulo es aquel voto que en el sobre inscribe leyendas, a veces insultantes, a veces una arenga. No es lo mismo que un voto recurrido que tiene errores. El nulo es también un rechazo a todos los candidatos.