Falleció a las 7.10 de hoy a causa de una descompensación cardíaca y renal, en Buenos Aires. Su presidencia, de dos años, culminó con la crisis económica, social e institucional de diciembre de 2001. Declaró el Estado de Sitio frente a la protesta generalizada por sus medidas económicas: la represión dejó 39 personas asesinadas por las fuerzas policiales y de seguridad, entre ellos nueve menores de edad. Su Presidencia será recordaba por su huida en helicóptero de la casa de Gobierno.
Martes 9 de julio de 2019. “Lamento el fallecimiento del ex presidente Fernando de la Rúa. Su trayectoria democrática merece el reconocimiento de todos los argentinos. Acompañamos a su familia en este momento”. Con ese posteo, el presidente Mauricio Macri informó a las 7.48 de este miércoles 9 de julio la muerte de Fernando de la Rúa, el símbolo de la crisis de 2001.
El expresidente falleció a las 7:10 de la mañana a causa de una descompensación cardíaca y renal, en el Instituto Fleming del barrio porteño de Colegiales, donde estaba internado desde el 28 de enero.
La imagen de De la Rúa quedará asociada a la crisis de 2001 y su presidencia, simbolizada con la renuncia a su cargo con el helicóptero despegando de la Casa Rosada, como muestra de su imposibilidad de salir a las calles a causa del descontento popular que generó sus medidas neoliberales de Gobierno, que incluyen el Estado de Sitio de diciembre de 2001, la represión y las muertes de esos días.
Un radical cordobés
Fernando de la Rúa nació en Córdoba en 1937. A los 21 años se recibió de abogado en la Universidad Nacional de Córdoba. Desde muy joven militó en la Unión Cívica Radical.
Con 35 años, fue elegido senador federal por Buenos Aires -en 1973-, año en que también se postuló a la vicepresidencia como compañero de fórmula de Ricardo Balbín pero fueron vencidos por la fórmula de Juan Domingo Perón y su esposa, María Estela “Isabelita” Martínez de Perón.
Con la vuelta de la democracia, en 1983, Ricardo Alfonsín derrotó su candidatura presidencial. En 1991 es electo senador y diputado y en 1992 nuevamente es elegido senador. En 1996 gana protagonismo cuando lo eligen Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. En 1999 llegó a la presidencia del país encabezando el frente electoral “Alianza”, junto a Carlos “Chacho” Álvarez, derrotando en ese entonces al peronista de Eduardo Duhalde.
Fernando de la Rúa fue presidente por sólo dos años (740 días). Apenas asumió, la represión ordenada por su ministro del interior, Federico Storani, dejó dos muertos y decenas de heridos en el puente General Belgrano (que une las provincias de Corrientes y Chaco), cuando los manifestantes reclamaban dignidad.
En abril de 2000, la sanción de la ley 25.250 buscó la reforma laboral flexibilizada que proponía extender el período de prueba laboral, habilitaba los convenios por empresa y no por rama o actividad, avalados por cámaras empresariales y patronales. Pero las protestas y el estallido social evitaron su aprobación en el Parlamento argentino, sobre todo al conocerse el pago de coimas millonarias a senadores del PJ para su aprobación, escándalo conocido como la Ley Banelco, en alusión a la forma de pago de los sobornos.
En ese contexto, su vicepresidente, Carlos “Chacho” Álvarez, presentó la renuncia.
A esa crisis política se sumó la crisis económica. Frente a la fuerte recesión, el cambio continuo de ministros mostró más ajustes y menos dominio de la situación: José Luis Machinea, Ricardo López Murphy y el neoliberal menemista Domingo Felipe Cavallo, que desembocó en la crisis política, económica, social e institucional de diciembre de 2001, también conocida como el Cacerolazo o el Argentinazo, que se generalizó con el lema “¡Que se vayan todos!».
El desencadenante inmediato de la crisis fue la imposición del «corralito», la medida de Cavallo que restringió la extracción de dinero en efectivo de los bancos. La protesta se generalizó el 19 de diciembre de 2001, inmediatamente después de que De la Rúa anunció el estado de sitio, causando su renuncia al día siguiente.
La mayor parte de las personas que participaron en las protestas de esos días fueron autoconvocadas y no respondían a ningún partido político, sindicato u organización social estructurada. Durante las protestas, 39 personas fueron asesinadas por las fuerzas policiales y de seguridad, entre ellos nueve menores de edad, en el marco de la represión ordenada por el gobierno para contener las manifestaciones tras la instauración del estado de sitio.
