El hospital Pediátrico de la Provincia es el nosocomio más importante en un radio de 300 kilómetros a la redonda, “lo que permite que muchos pacientes sean atendidos en Posadas, y se evite su derivación a otros centros de salud fuera de la provincia”, destacó Gustavo Puentes, director del Hospital Pediátrico Doctor Fernando Barreyro, en su paso por Plural TV.

Lunes 24 de octubre de 2022. “Estamos muy bien parados y preparados. Nuestras 120 camas, nuestra cantidad de especialistas. Es un hospital con 600 personas, con casi todas las especialidades, donde damos respuestas”, dijo Gustavo Puentes, director del Hospital Pediátrico Doctor Fernando Barreyro, y destacó que como política de Gobierno, buscan que el hospital de Nivel Tres sea exclusivamente de ese nivel, y desde el Estado están desarrollando la gestión hacia afuera, reforzando los niveles Uno, Dos y los Caps”.
La importancia, dijo, radica en que el hospital de nivel Tres recibe a los pacientes que los otros centros de salud de niveles inferiores no tienen capacidad de atender, especificó.
Las políticas de salud local reducen las derivaciones de pacientes a Buenos Aires: los que requieren quimioterapia, diálisis, cirugías cardiovasculares de Nivel Uno se pueden atender integralmente en el hospital Pediátrico, en Posadas.
Por otra parte también recordó que aunque los niveles de afectación por Covid19 disminuyeron, “la pandemia no terminó y que es necesario vacunar a los niños contra el Covid desde los seis meses, ya que de contar con la vacuna, se evitan siete de cada diez posibles internaciones por coronavirus en pacientes pediátricos”. Puentes también mencionó la necesidad de mantener el calendario de vacunación infantil, desde los trece meses de edad y sin necesidad de prescripción médica, recordó en una entrevista de Plural TV.

La entrevista de Gustavo Puentes en Plural TV

-¿Qué impacto tuvo la pandemia en el sector infantil?
-Como todos sabemos, fue una tragedia, un drama y también un cambio de conciencia, un cambio del pensar de la gente. Al comienzo la pandemia no afectó a los niños. El virus Delta en esa oportunidad nos dio permiso para organizarnos un poco en todos los sectores respecto a la pediatría. Pero en enero de este año, con la aparición del Ómicron, fue exponencial la afectación pediátrica. Lo sentimos en el Hospital en enero, febrero, marzo, pero estábamos preparados. Hasta ese momento no había una conciencia en la gente en cuanto a los efectos en los niños. Porque veníamos pensando en adultos, en pocos casos en niños. Algunos casos eran importantes, graves, otros no. Uno se daba cuenta a nivel mundial de que esto estaba calmo en cuanto a la afectación en los niños. Cuando llegó el Ómicron todo cambió. La relevancia es la misma que en el adulto si no cuidamos a los niños, por eso toda esta campaña respecto a la vacunación cada vez con menor edad; ahora estamos de seis meses en adelante. Con la llegada de la vacuna estamos haciendo la misma prevención, y más importante todavía, porque los chicos son humanos en desarrollo. Con lo que estamos haciendo ahora en el mundo en cuanto a la vacunación, te podría decir que de diez internaciones de chicos potencialmente con Covid, con la vacuna, siete potenciales internaciones las dejamos de lado. La vacuna es importantísima. Es importante que la gente tome conciencia de que el niño puede ser portador, transmisor y puede enfermarse gravemente. Además puede tener como el adulto un post Covid, es decir, una enfermedad de largo plazo con secuelas. El Covid porque puede dejar secuelas porque es una enfermedad inflamatoria general, respiratoria, de otros órganos, a nivel del corazón. El impacto fuerte nos tocó a inicio de año, después de la cuarentena fuerte.

-¿Por qué al principio no impactó en los chicos?
-Creo que fue por la cuestión génica, infectológica del virus. Porque después la mutación habrá generado un impacto a esa rama etaria porque al principio el Delta fue poco agresivo con los niños como te había dicho, y el Ómicron fue más directo.

-Hace unos días escuchaba a las autoridades de salud pública decir que los misioneros están relajados con la cuarta dosis, sobre todo. Como que la pandemia ya pasó. ¿Los padres tienen conciencia de vacunar a los hijos?
-Estamos relajados. Cada tanto, cada cuatro o seis meses, el humano debe ser puesto en apuros para ciertas cosas. Eso ocurre con el trabajo, con la vida cotidiana, con la familia. Es como decir “acordate de apagar la luz”, ¿Entendés? Eso es natural. Las madres y los padres, al ver que en algún momento no había tanto impacto en los niños se relajaron un poco, naturalmente. El sentimiento del relaje fue durante la cuarentena. No se salía, no se vacunaba, se trataba de asistir lo menos posible a establecimientos hospitalarios. Todas esas cosas llevaron a que uno diga: “estamos bien así, no lo vacunamos”. Y no es así. Todavía no se decretó el fin de la pandemia.

-Seamos claros con eso: la pandemia no terminó.
-No terminó, pero estadísticamente todos los números dan para abajo. Eso es muy bueno. Y se está transformando en una enfermedad estacional, como lo es el H1N1, la gripe estacional. Se va a transformar en eso. Tenemos que seguir vacunando porque es una solución. Y la cobertura va a llevar a que el impacto del virus sea mínimo.

-¿Se puede vacunar contra el Covid y aplicar las otras vacunas; no hay que correr calendarios?
-Sí se puede. Hace poco empezamos con la última vacuna en niños menores de seis meses, hasta dos años y once meses. Eso es importantísimo también. Porque aparte de los virus habituales, estacionales, como los respiratorios, adenovirus, metapneumovirus (puede provocar enfermedad respiratoria de gravedad variable, sobre todo en niños) también entraba el Covid. También puede haber una asociación viral en algunos niños, que nosotros a veces los adultos no tenemos. Y esa asociación viral genera la agresividad sobre su cuerpo. Saliendo un poquito de tema, pero dentro de lo que es vacunas, empezó el 1 de octubre la campaña nacional de vacunación; eso es importantísimo porque en Estados Unidos y en gran parte del mundo hubo brotes de polio, y se pusieron en alerta. Todo a raíz de alejarse de los planes de vacunación, alejarse de los centros de salud.

-Y esas enfermedades van volviendo, cuando parecía que ya no…
-Así es. Así que de buena medida tenemos ahora, un mes y trece días, hasta el 13 de noviembre esta campaña importantísima para las cuatro vacunas: sarampión, la polio, la papera y la rubiola. Eso es buenísimo. Lo otro bueno es que no se necesita prescripción médica. Los padres tienen que ir directamente al Caps, al centro de salud, al hospital a vacunarse. Es importantísimo que vayan.

-Dejando el Covid de lado, ¿Cuál es la situación de la salud de los misioneritos?
-Desde mi punto de vista, y como gestor -todos me dicen director del Hospital Pediátrico pero en realidad soy el secretario mayor-. Vos me pedís algo y tratamos de correr, nuestro grupo de gestión es secretaría mayor de gestión del Hospital. Somos nosotros para esos 300 mil chicos, como hospital de nivel 3, y con un radio de 300 kilómetros, y somos los únicos que estamos…

-Radio de 300 kilómetros, incluyendo los países limítrofes…
-Así es. Estamos muy bien parados en ese sentido y preparados. Nuestras 120 camas, nuestra cantidad de especialistas, es un hospital con 600 personas, con casi todas las especialidades. Damos respuesta y lo que se está haciendo como política de Gobierno es que el hospital de nivel tres sea exclusivamente de ese nivel, con esto nos están apoyando muchísimo. El gobierno y el Ministerio de Salud están desarrollando muchísimo la gestión hacia afuera y se está reforzando el nivel dos, el uno, los Caps. Eso es muy bueno, porque el hospital de nivel tres recibe a los pacientes que los otros centros de salud de niveles inferiores no tienen capacidad de atender. Es importante la movida que hay respecto a la política que se está desarrollando en recursos humanos y en infraestructura, y hay que mantenerla.

-¿Cuál es el rasgo diferencial de este hospital respecto a otros?
-Un nivel tres tiene la alta complejidad, que es la terapia intensiva, las especialidades, la capacidad que tenemos de realizar hace pocos años cirugías cardiovasculares de nivel uno; de una complejidad determinada.

-¿Eso se hace acá en Posadas?
-Así es. Y todo lo que sea el trabajo que se está haciendo en calidad de atención, es un trabajo importante, que lleva tiempo, que se comienza y no se termina. Nosotros tenemos que tratar de dar respuesta a todos. Es difícil, estamos constantemente viendo la forma de hacerlo. Nuestros pacientes del interior, de acá. Tratar de que consigan los turnos apropiados en tiempo y forma. Es muy difícil y estamos tratando de cambiar algunas cosas para que no hagan cola. Tenemos ocho, nueve teléfonos, por WhatsApp también se pueden comunicar y tomar su turno. Pero todavía falta pulir todo eso, y es un trabajo duro para hacerlo. Debemos tratar de que la respuesta sea para todos.

-¿Los pacientes del extranjero vienen sin problema como siempre o hay alguna restricción?
-En este momento están cruzando. En pandemia no lo hacían porque teníamos un protocolo. Seguimos bajo protocolo. Pero con un pedido del consulado se acepta al paciente o no, de acuerdo a lo que podamos solucionar.

-¿Mermaron las derivaciones a Buenos Aires?
-Estamos en eso porque muchas cosas que derivábamos a Buenos Aires se están atendiendo acá. Los tratamientos quimioterápicos los hacemos acá, salvo ciertas cosas en especial. Lo mismo los cardiovasculares, muy pocas cosas estamos derivando. Eso es importante y Buenos Aires nos apoya en ese sentido.

-¿Qué edades están incluidas en lo pediátrico?
-Tenés el Hospital Materno Neonatal, que está al lado nuestro, es hasta 30 días. Y nosotros atendemos desde 30 días hasta los 14 años, 11 meses, 29 días. Pero tenemos pacientes crónicos, que están en diálisis, que hacemos en el hospital, pacientes cardiológicos que estamos haciendo la transición al Hospital de Agudos. Pacientes con trasplantes que estamos haciendo las transiciones lentas. Hay veces que se prefiere mantenerlos con nosotros, controlándolos, y después de un tiempo los pasamos para el otro hospital.