La columnista Myriam Duarte destacó en Plural TV la necesidad de comprender la trascendencia de la intervención de los Estados nacionales y subnacionales en la toma de decisiones y la administración de las tecnologías ya que la rápida evolución tecnológica y su impacto en los derechos humanos plantean desafíos y dilemas éticos que deben abordarse con responsabilidad y considerando el bienestar de la sociedad en su conjunto, dijo. Consideró la necesidad de establecer regulaciones y marcos normativos que protejan los derechos fundamentales de las personas en la era digital. Duarte proporcionó una visión crítica y reflexiva sobre el impacto de las tecnologías en los derechos humanos, donde invitó a la sociedad a reflexionar sobre el papel de los Estados y la importancia de una gobernanza inclusiva y responsable en el ámbito tecnológico.
Martes 16 de mayo de 2023. El impacto de las tecnologías en la vida de las personas y su relación con los derechos humanos fue el tema que abordó Myriam Duarte en su columna de Plural TV, donde destacó la importancia de comprender por qué los Estados deben intervenir en este ámbito, ya que las tecnologías están presentes en diversos aspectos de nuestra vida cotidiana y pueden influir en el cumplimiento de los derechos fundamentales.
Duarte señaló su participación en el Foro de Gobernanzas de Internet, un espacio creado por la ONU que busca la participación equitativa de múltiples actores en la administración de Internet a nivel global. Sin embargo, resaltó que en estas mesas de trabajo suelen estar ausentes el público y el Estado, lo que lleva a discutir intereses particulares en lugar de abordar el bien común.
La comunicadora advirtió que aún existe una brecha digital significativa, ya que aproximadamente el 50 por ciento de los latinoamericanos siguen desconectados. Sin embargo, la pandemia de Covid19 puso en evidencia de manera cruda la importancia de la comunicación y los medios digitales para el respeto y cumplimiento de los derechos humanos. Tareas cotidianas como pedir turnos médicos o acceder a la vacuna se volvieron digitales, generando una reflexión sobre cómo las tecnologías afectan aspectos básicos como la salud y el empleo.
También lamentó que, en este contexto, prevalezca el enfoque de considerar los sistemas de comunicación como una mercancía en lugar de un derecho humano. A pesar de que la información y la comunicación están establecidas como derechos en las generaciones más recientes de los derechos humanos, la prioridad ha recaído en el interés privado de las empresas. Esta situación plantea interrogantes sobre cómo se define la gobernanza de internet y qué modelos de país se promueven.
Para abordar este panorama, Duarte subrayó la importancia de que el Estado misionero tome decisiones respecto a las políticas públicas relacionadas con la influencia de las tecnologías en la vida de los ciudadanos de esa región. Además, mencionó el impacto de la inteligencia artificial en ámbitos como el arte, donde los sistemas automatizados, como el Chat GPT mencionado, generan nuevas formas de interacción que todavía no comprendemos del todo.
La columnista de Plural TV planteó el debate sobre qué entendemos por inteligencia, enfatizando que estos sistemas algorítmicos, basados en la recolección y estadísticas de información, no pueden determinar lo que es moralmente correcto. La inteligencia artificial requiere de la intervención humana para incorporar un componente ético y responsable en sus decisiones, dijo. Asimismo, citó el caso de los Países Bajos, donde un sistema de inteligencia artificial con sesgo racista generó problemas en la asignación de recursos para el cuidado de personas, afectando a numerosas familias y trabajadores sociales.
Destacó que el avance de la tecnología, especialmente en su forma digital, está transformando la sociedad de manera profunda, afectando tanto el sistema de producción como la distribución de bienes y servicios y provocando cambios en la economía de los países. Citó el ejemplo de empresas como Amazon, que utilizan información personal para crear perfiles específicos de usuarios y facilitar transacciones comerciales sin la intervención humana en todo el proceso de compra.
La columna de Myriam Duarte en Plural TV
-¿Con qué tema venís hoy Myriam?
-En los ciclos anteriores abordé cuestiones referidas a los derechos humanos y, de alguna manera, planteé las cuestiones referidas a derechos humanos en términos analógicos, la forma en que se fueron desarrollando con el paso del tiempo y cómo se fueron implementando como política pública las distintas formas de derechos humanos, de la primera a la cuarta generación, es decir, desde los más elementales a los últimos en materias de reclamos. Pero voy a abordar algunas cuestiones que surgen en los últimos años, que van muy de la mano a los conceptos que trabajó hace unos momentos Mario Giménez (titular del El Instituto de Artes Audiovisuales de Misiones), relativo a la incidencia que tienen las tecnologías en la vida de todos los seres humanos, pero particularmente en algunos aspectos que afecta o inciden en el cumplimiento de los derechos humanos. Me parece importante empezar a abordar esto porque es necesario empezar a comprender por qué la importancia de la intervención de los Estados en estos temas. Por un lado, hace unos años participé del Foro de Gobernanzas de Internet, que es el último capítulo creado de la ONU y que se constituye un espacio de trabajo que se denomina multi stakeholder (interesado), que es una meza de múltiples partes interesadas, que tiene que ver con la intervención de distintos actores de una realidad, particularmente relacionado a la administración de Internet a nivel global, donde se supone que todas las partes pueden participar de manera equitativa, equivalente. En esas mesas de trabajo, habitualmente los “convocados”, pero habitualmente ausentes, son el público y el Estado, entonces terminan participando el mercado como empresas, estudios jurídicos que representan a esas empresas y por lo tanto se terminan discutiendo intereses particulares. Sin embargo la gobernanza debería constituirse de otras instancias. En su momento participé como parte de una comunidad de usuarios y fue la primera vez que desde el Estado argentino se convoca a una discusión de ese tipo. Esto ocurrió durante el gobierno de Mauricio Macri…
-Que le dio importancia a estos temas…
-Sí, que por ahí tuvo una mirada de lo tecnológico un poco más crucial para lo relacionado con política pública. Sin embargo, la intervención del Estado en esos espacios también es determinante, porque ahí nuevamente volvemos a discutir modelos de país, qué rol cumplen las formas tecnológicas de la comunicación en la administración de los recursos y en la implementación de lo que tiene que ver con derechos humanos. Una conclusión que se presentaba en ese foro de gobernanza de internet es que todavía el 50 por ciento de los latinoamericanos están desconectados. Ya en ese momento nos parecía una barbaridad que muchas decisiones y gestiones se tomen y se gestionen de manera digital. Poco tiempo después, de una manera que no podíamos imaginar, surge la pandemia, que fue una experiencia única para el planeta, no teníamos ningún antecedente de cómo manejarnos, y sin embargo empieza a vislumbrarse con muchísima crudeza la importancia de la comunicación y de los medios digitales para el cumplimiento y respeto de los derechos humanos. Pedir un turno para ir al médico, pedir un turno para ponerse la vacuna sin la cual no se podía circular, se hacía de manera digital. En ese momento se vuelve cruda una cuestión relativa a cómo las tecnologías inciden en el respeto y el cumplimiento de los derechos humanos, como en un derecho básico y fundamental como garantizar la salud y la posibilidad de trabajo, porque para salir debías tener la vacuna. En esto también entró en discusión los sistemas de comunicación como política pública o como un derecho de las empresas o derecho privado. Ganó el derecho privado de las empresas a utilizar los sistemas de comunicación como mercancía y no como un derecho, a pesar de que la información y la comunicación están establecidas en los derechos humanos de tercera y cuarta generación desde hace varias décadas ya, sin embargo esto no primó.
-¿Qué hacer frente a ese panorama?
-Y en este sentido me parece fundamental empezar a trabajar y destacar -y lo quiero hacer en las siguientes intervenciones en que tenga oportunidad de participar- por qué es tan importante en el caso específico del Estado misionero tomar decisiones respecto a cómo llevar adelante políticas públicas relacionadas con la incidencia de las tecnologías en la vida de los misioneros. En las últimas semanas fue de gran discusión la influencia de la inteligencia artificial, en especial en software que tiene la capacidad de evolucionar y acumular información -que en este caso específico es Chat GPT, pero que hay muchísimos similares dando vueltas- y cómo esto incidía en las prácticas humanas, como el arte por ejemplo -ya hay un capítulo sobre arte en materia digital-. Estamos hablando de una nueva manera de interactuar con algo que no entendemos. El ser humano desarrolló todo el mundo artificial, pero lo comprende muy poco, y en este momento ni siquiera hablamos de lo artificial, sino de lo digital, que no es concreto. No llegamos a comprender el mundo concreto en términos de lo artificial, y en este momento estamos hablando ya de un sistema de producción, de formas de producir y circular producción, bienes y servicios que ni siquiera es concreto, o sea que está muy alejado de nuestra comprensión. Y quiero poner como ejemplo un caso específico en que uno de estos sistemas denominado inteligencia artificial fue contratado por el gobierno de Países Bajos hace unos años para determinar a partir de ahí un tema que tiene que ver con los sistemas de cuidado. Los Países Bajos tienen un sistema de transferencia económica en materia de políticas de cuidado donde la transferencia es directa a las familias, y las familias deciden cómo asignan esos recursos para lo relacionado a personas que requieran cuidado, sean niños, adultos mayores o personas con discapacidad: pagás a alguien que vaya al hogar a cuidarlas, o pagás una institución que cobra una cuota para ese fin. Este recurso se vio administrado desde aproximadamente 2013 a esta parte por un sistema denominado de inteligencia artificial, que en su diseño de base tenía un sesgo racista, y que terminó generando múltiples contratiempos, y dejando a muchas familias sin cobertura, e incluso sancionando a algunas familias porque determinadas características físicas asociadas con factores raciales se asociaron con la estafa y con alguna forma de mal administrar recursos del Estado; generando gente detenida, divorcios. En el medio muchísimos trabajadores sociales se quedaron sin trabajo, porque esta inteligencia artificial podía hacer ese trabajo, por lo tanto para qué necesitaban trabajadores sociales.
-¿A qué llamamos inteligencia?
-La cuestión aquí es a qué llamamos inteligencia, porque el factor es que esto es artificial, es un diseño humano, de los seres humanos, y ese diseño va a estar siempre signado por la carga que le podamos poner. Es decir, son sistemas algorítmicos que recolectan de las redes sociales, de la red en general conceptos genéricos y toman en términos estadísticos aquello que más circulación tenga, aquello que en estadística se denomina la moda, lo que más se repite, esto es lo que después devuelve el algoritmo como respuesta. El algoritmo no puede determinar lo que es moralmente correcto, ese es el factor que le tiene que dar el ser humano, y ahí está el componente de inteligencia que solo con lo artificial de ninguna manera se puede resolver. Es un recorrido muy extenso que hago en muy pocos minutos de una historia muy larga de la humanidad. Hablamos de un momento de la historia en que un vehículo como el automóvil no existía, a un momento en que el vehículo automotor se comanda solo, y le avisa al conductor de algunas cuestiones para que no tenga un accidente, o se estaciones en un lugar inadecuado, o reciba una multa por alguna maniobra. En el medio de todo eso hay muchísimas actividades humanas que han sufrido enormes cambios. En Argentina tenemos un solo caso, pero en Europa sobre todo, existen múltiples supermercados adquiridos por empresas como Amazon por ejemplo, que no compran ni venden bienes o servicios, sino información, y lo que hacen con esa información es tener los perfiles específicos de cada usuario, sabiendo de esta manera qué es lo que más probablemente ese usuario va a consumir, y de esta manera facilita el hecho de que uno pueda hacer una compra con una tarjeta de crédito sin que intervenga un solo ser humano en todo el circuito de compras. Hay una cantidad de modificaciones en lo que tiene que ver con el sistema de trabajo, de distribución de bienes y servicios que va a modificar y está modificando de manera concreta la vida de todos los seres humanos, y va a modificar de alguna manera la economía de los países.
-Tema largo para seguir hablando durante el año…
-Y que por eso es muy importante tener dimensión de la trascendencia que tiene la intervención de los Estados nacionales y subnacionales en las decisiones y en la administración de todo lo relacionado a este uso de las tecnologías.