El mundo recordó hace unos días la primera conferencia sobre ambiente que tuvo lugar en Estocolmo, hace 50 años. Aquel encuentro marcó el camino ambiental que medio siglo después siguen la mayoría de los países, con mucha adhesión discursiva pero también con mucho incumplimiento. Las luchas ambientales van dejando también demasiadas personas asesinadas y se reclaman, de manera efectiva, la creación y el funcionamiento de tribunales ambientales. El reciente acuerdo de Escazú plantea que las personas con mayor vulnerabilidad, tengan facilitado el acceso a la justicia, y todos tengamos la posibilidad de tener una información pública relacionada al ambiente y a la participación ciudadana. “Estocolmo +50 recuerda que venimos bastante mal, que hay que hacer mayores esfuerzos, que esto tiene que dejar de ser una linda retórica y debe cristalizarse y formalizarse en programas, proyectos, y financiamiento adecuado”, reflexionó Silvia Kloster en su columna de Plural TV.
Viernes 17 de junio de 2022. La reunión internacional Estocolmo+50 tuvo lugar el 2 y 3 de junio para conmemorar los 50 años de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano de 1972, que puso al ambiente en la agenda internacional y al tema como trascendente y urgente, recordó Silvia Kloster en Plural TV.
“Fue la primera convención marco que empezó a tratar estos temas ambientales; por eso fue tan importante. Y por eso en Suecia se empezó a plantear cuánto se ha avanzado desde esa primera convención donde se empezó a tratar estos temas con una importancia internacional. Esta convención se dio en el marco de Naciones Unidas, como la mayoría de las convenciones. Además de tener 26 principios y de establecer protocolos y algunas metodologías, se da inicio a la creación del Programa de Naciones Unidas Para Medio Ambiente (PNUMA)”, recordó.
Aquella reunión que convocó a unos 120 países también adoptó una serie de principios sobre el ambiente, entre ellos la Declaración de Estocolmo y el Plan de Acción para el Medio Humano. Medio siglo después, el planeta enfrenta tres crisis globales que amenazan su futuro: el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación y los residuos, así como a otros males que están afectando la prosperidad y el bienestar presente y futuro, ya que un planeta contaminado pone en riesgo la salud de la humanidad, la prosperidad, la igualdad y la paz, como el mundo ha visto con demasiada claridad durante la pandemia de la Covid19. Un planeta que no esté sano también pone bajo amenaza el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, aseguran los especialistas.
El encuentro de Suecia, Estocolmo+50, fue de carácter colaborativo y abierto, con plenarios, diálogos entre las partes y sus conclusiones.
Al respecto, la columna de Silvia Kloster en Plural TV, programa de Canal 4 Posadas, que se emite los lunes de 19 a 20 horas.
La columna
-Cuando hablamos de Estocolmo +50 hacemos referencia a la primera convención sobre medio ambiente humano, que fue en el 72. Una convención que empieza a tratar la problemática del medio ambiente y el hombre, focalizados en la problemática de la contaminación de los mares, las sustancias tóxicas; la necesidad de que el hombre empiece a relacionarse y a gestionar los recursos, la producción y el desarrollo teniendo en cuenta los recursos naturales y a la población. Fue la primera convención marco que empezó a tratar estos temas ambientales, por eso fue tan importante. Y por eso en Suecia se empezó a plantear cuánto se ha avanzado desde esa primera convención donde se empezó a tratar estos temas con una importancia internacional. Esta convención se dio en el marco de Naciones Unidas, como la mayoría de las convenciones. Además de tener 26 principios y de establecer protocolos y algunas metodologías, se da inicio a la creación del Pnuma (el Programa de Naciones Unidas Para Medio Ambiente). Es un programa que es un órgano ejecutivo. Es una instancia donde las Naciones Unidas pidieron que la convención trabaje sobre guías metodológicas, apoyo económico y apoyo técnico a los países del mundo. Es un órgano que como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud), como la Organización de los Estados Americanos (OEA) y como otros órganos dentro de Naciones Unidas tienen una función particular. Pnuma es el programa de medio ambiente, relacionado estrictamente a la cuestión ambiental. Desde el 72 hasta acá ha habido muchas convenciones. En general, podemos hablar de Johannesburgo; la cumbre de Río de 1992 fue la que empezó a trabajar temas relacionados al desarrollo sostenible. Ahí se habla de esta necesidad de equilibrio entre lo económico, lo ambiental y lo humano, estas tres patas. Es la cumbre que marca el camino, basada en informes anteriores, que también son tomados por Estocolmo, como el informe Brudland, como El Futuro que Queremos. Hay varios informes internacionales previos, realizados por expertos, que las Naciones Unidas toman como guías. Podemos señalar a esas convenciones sobre la problemática ambiental en general como las más grandes. Porque ya en Estocolmo se hablaba de la contaminación del aire. Varios años después, en la Cumbre de Río del 92 se dicta o desarrolla una primera convención relacionada a cambio climático. Pero ya en el 72 se hablaba del tema, por la contaminación de sustancias tóxicas, y sobre todo la contaminación marina. Había mucho énfasis sobre ese tema, además de la necesidad del desarme nuclear. Es una convención muy extensa y muy rica, con temas variados. Habla del ordenamiento territorial, de la necesidad de ajuste económico entre los países pobres y los más desarrollados, de la asistencia técnica. Estocolmo fue una guía, las grandes convenciones que vinieron después, como Río 92, la de Río +20 que es la del 2012, y después las de cambio climático, de certificación, que en función de los temas más importantes se van normatizando convenciones específicas. Pero estas tres, Estocolmo, Río del 92, la de Johannesburgo del 2002, la del 2012, todas estas tratan la problemática del cambio ambiental en sus diversas formas.
En el medio también, en el 2015, está la famosa Agenda 2030, con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que son 17 objetivos con 169 metas. Son las grandes aspiraciones que el mundo tiene, para ver cómo mejoramos en todos los temas. Ya los 17 objetivos hablan de las cuestiones ambientales, pobreza, educación, salud, energía; la necesidad de trabajar el cambio climático, la protección de los océanos, de la diversidad, del acceso a la justicia, de trabajar en forma colaborativa con lo público y lo privado. Estos 17 objetivos son muy amplios y tienen como finalidad optimizar, o trabajar en esos grandes ideales que Naciones Unidas puso a consideración de los países, y que estos ratificaron.
También allá por el 2015, junto con la agenda 2030 está el famoso Laudato Sí, la Encíclica papal ambiental más importante de todos los tiempos. Históricamente la Iglesia tuvo otras encíclicas relacionadas con los recursos naturales y el hombre, pero no tan contundentes. El Papa Francisco y la Iglesia en general proponen una nueva forma de producir y de relacionarse del hombre y la naturaleza.
Evidentemente, hoy estamos en una situación de crisis.
Estocolmo +50 ha dicho que tantas convenciones y tanto esfuerzo son insuficientes. Hoy podemos hablar de tres grandes crisis: la crisis climática, de la contaminación y residuos -plásticos sobre todo- y la crisis de la biodiversidad. Esto llama nuevamente a hacer un esfuerzo, tanto tecnológico como económico, surgen algunos grupos de digitalización ambiental. Es decir, proponen algunos programas para hacer un seguimiento de los recursos. Y nuevamente se dice que hay que hacer un esfuerzo mayor, debido a que hemos hecho mucho daño con nuestra mala gestión de los recursos. Y como vamos, es muy difícil que podamos revertir la situación, si no tomamos actitudes y acciones urgentes. Es un gran llamado a tomar acciones. También interpela, menciona y pone énfasis en que haya una mayor distribución de incentivos económicos para que los países más vulnerables y con mayores riesgos puedan realizar acciones relacionadas a la adaptación, tanto relacionados al cambio climático como a la crisis de biodiversidad.
También se menciona algo interesante. En 2020 está la Convención de los Océanos. Donde se reúnen y trabajan sobre la cuestión plásticos. Probablemente este año salga una convención sobre esto. Para ver quiénes son los generadores de plásticos, a dónde van los desechos generados. Algo que me parece muy interesante, que lo planteó el Secretario Ejecutivo de la convención, Antonio Gutérrez. Otra de las cuestiones de esta convención es la de rever ese famoso convenio de biodiversidad. Hoy sabemos que el mundo está viviendo una crisis respecto a la biodiversidad en general. Va a haber un ajuste respecto a ese convenio internacional, que también fue dictado en Río 92.
Nuevamente Naciones Unidas pone énfasis en la necesidad de crear espacios, líneas de crédito y tecnología asequibles. Habla de las desigualdades entre países en vías de desarrollo y desarrollados, de las desigualdades de género, también de esta necesidad de crear conciencia y educación ambiental. Es como un nuevo ajuste. Nuevamente Naciones Unidas pone énfasis en esto. Y se supone que hay grupos de trabajo que van a poner la letra más fina a todos estos grandes principios, que traerán la posibilidad de un programa específico. Estas ideas que se mencionan se trabajan luego en círculos más pequeños y más técnicos, y se plantean programas específicos, y financiamiento específico.
-Estos programas, convenciones, reuniones son de los países para los países. Y que estos países incumplen.
-Exactamente. Olvidé mencionar que en la convención de Río hubo un grupo de juristas mundiales. En ese momento ya se planteó la necesidad de que la justicia tome los temas de ambiente, relacionados al cambio climático, con mayor énfasis. Que se dediquen, que se metan en las cuestiones ambientales. Hoy es difícil pensar que no sea así. Pero todavía no tenemos juzgados de competencia exclusiva ambiental a nivel nacional ni local. Fijate que en Europa ya hay reclamos referidos al incumplimiento de las metas de los países. Ya ha habido varios juicios por incumplimiento. Para América Latina tenemos un hermoso acuerdo, que es el Acuerdo de Escazú, que se firmó en Costa Rica, allá por 2019. Un acuerdo que tiene tres grandes pilares que surgen a partir de Río: de información pública, de participación ciudadana y de acceso a la justicia. Sobre todo, en aquellos sectores más vulnerables. América Latina tiene una larga historia de desaparecidos vinculados con la política ambientalista, de líderes que tuvieron mucha preponderancia. En Latinoamérica hay países que lideran la cantidad de fallecidos.
-Asesinados…
-Sí, asesinados
-En la última década sobre todo.
-Sí, en 2020 hubo como 60 personas asesinadas en México. También mataron a varias personas en Perú y Colombia por esta cuestión. El asesinato de líderes ambientales es una problemática que afecta a nuestra región. Muchos de estos líderes están vinculados con comunidades, con la actividad minera, con el sector forestal. Hay un ranking muy triste de personas asesinadas en esta lucha. Sobre todo mujeres. La cuestión de género debe ser advertida como una problemática. Las mujeres son las que salen a pelear la cuestión del recurso, las que tienen que padecer la situación de vulnerabilidad, las que buscan el agua, el sustento.
-Porque hay una defensa de la comunidad, de la familia.
-Estos líderes ambientales asesinados, en su mayoría, tienen que ver con actividades ambientales relacionadas al uso del suelo. Hay muchos en minería, en forestación, después hay también en otros recursos más escasos. Pero el gran fuerte es esos dos sectores. El acuerdo de Escazú plantea que sobre todo las personas con mayor vulnerabilidad, tengan facilitado el acceso a la justicia, y todos tengamos la posibilidad de tener una información pública relacionada al ambiente y a la participación ciudadana. Estocolmo +50 recuerda que venimos bastante mal, que hay que hacer mayores esfuerzos, que esto tiene que dejar de ser una linda retórica y debe cristalizarse y formalizarse en programas, proyectos, y financiamiento adecuado.
-¿Aquella reunión de hace 50 años dejó un impacto positivo en la sociedad y en los países participantes?
-Así es. Hace 50 años ya se hablaba de la problemática que tenemos hoy. Tuvo muchísima aceptación. Los países la ratificaron. Argentina por supuesto que también. Argentina ratificó todas las convenciones en general, inclusive la de Escazú, que tuvo mucha importancia. Resolvió el marco general, después se fue trabajando en temas diferentes, en programas, proyectos. Hay mucho escrito y mucho convenido. Ahora faltan acciones, programas concretos y financiamiento concreto.
-Participaste en muchas de estas convenciones, ¿hay autocrítica?
-Yo creo que uno hace lo que puede en el medio que se encuentra. Participé en algunas, donde uno puede plantear la posición local, como en Río +12 y en algunas de las COP. Siempre he tratado de que se pueda cristalizar de alguna manera en la actividad que uno genera o que uno hace. Seguro que queda mucho por hacer. Pero a veces pasa por decisiones que no tienen que ver con la responsabilidad de uno. El Estado nacional tiene mucho que ver con las políticas ambientales, y también las jurisdicciones. Los recursos son de las provincias, pero las imposiciones nacionales requieren de un soporte, una asistencia que muchas veces las provincias no tienen. Entonces es muy difícil si no hay una ayuda económica concreta; cuando hay programas que se pueden desarrollar a nivel local, como Misiones viene desarrollando, pero que requieren de una vuelta de tuerca económica que muchas veces no se encuentra a nivel nacional. Esa asistencia no es lo suficientemente rápida y efectiva.