Abordar la salud mental en el contexto de la virtualidad y la discriminación es fundamental para promover el bienestar emocional, regular la conducta y desarrollar un sentido de realidad social. Con una regulación adecuada, una educación consciente y estrategias de intervención efectivas, es posible aprovechar los beneficios de la virtualidad y minimizar los impactos negativos en la salud mental de las personas, advierte el licenciado en Psicología, Nicolás Andorno, en su columna de Plural TV, programa periodístico de Canal 4 Posadas.
Viernes 19 de mayo de 2023. El licenciado en Psicología y columnista de Plural TV, Nicolás Andorno, destacó la importancia de abordar la salud mental en relación con la virtualidad y la discriminación, como también las implicaciones psicológicas de la virtualidad y el uso de la inteligencia artificial en la sociedad actual.
Andorno también subrayó la preocupación por la falta de regulación estatal en la virtualidad, lo que puede llevar a la emergencia de la oscuridad y la promoción de afirmaciones carentes de valores morales y éticos. Adicionalmente, planteó la idea de que la inteligencia artificial, al promover verdades sin considerar al otro como semejante, puede conducir a un pensamiento psicopático que no tiene en cuenta el sufrimiento ajeno.
El columnista también hizo hincapié en la problemática de la discriminación en la virtualidad, como continuidad de los temas abordados precedentemente en el mismo espacio por Jorge Víctor Ríos y Myriam Duarte. Recordó, en ese sentido, que las diferencias estéticas, económicas y de género a menudo son objeto de mensajes de odio y discriminación en las redes sociales. Esta situación fragiliza a las personas y puede generar padecimientos mentales y conductas antisociales.
Andorno desafió la concepción tradicional de que el consumo en sí mismo genera adicción. En cambio, afirmó que la adicción es un padecimiento mental relacionado con la persona y su historia, más que con lo que consume. No es la droga, el alcohol o los videos en sí los que generan adicción, sino la forma en que la persona establece un vínculo con ellos.
Como especialista en salud mental, destacó que la virtualidad tiene efectos tanto positivos como negativos. Por un lado, brinda acceso a información, servicios, bienes y relaciones que facilitan la vida y promueven el intercambio. Además, puede proporcionar una vía de escape frente al estrés y las tensiones personales. Sin embargo, cuando no está regulada adecuadamente, puede promover la ansiedad, la distracción y la baja tolerancia a la frustración, especialmente en los niños y adolescentes.
Andorno advirtió también sobre el peligro del mal uso de la virtualidad y las redes sociales, cuando se convierten en espacios de promoción de discursos de odio y discriminación. Esto puede llevar a la desconexión con la realidad social y a la fragilización de las personas. La falta de regulaciones institucionales y la sensación de anonimato en línea contribuyen a la propagación de mensajes discriminatorios y de odio, en un contexto donde la virtualidad proporciona nuevos escenarios en los que se desarrollan encuentros humanos con condiciones distintas a las tradicionales. Ahora, los insultos y provocaciones se realizan a través de un teclado, explicó Andorno en su columna de Plural TV.
La columna de Nicolás Andorno en Plural TV
-La salud mental es el tema de esta columna…
-Sí, vinculada a lo que se desarrolló en programas anteriores, vinculada a la virtualidad y la discriminación. Por un lado, Myriam Duarte hablaba sobre la importancia de la virtualidad y la obscuridad que aparece en las posibilidades de regulación por parte del Estado, y por otro lado la emergencia de la inteligencia artificial como un recurso que promueve verdades o afirmaciones en el pensamiento colectivo totalmente desprovista de valores morales, éticos, de un reconocimiento del otro como un semejante. Myriam destacaba con gran preocupación qué pasaría cuando estas afirmaciones propias de una inteligencia artificial, que muchas veces se propone como una alternativa a la inteligencia humana, terminan generando modos de pensar. Me parece que en ese sentido nos estaríamos transformando todos en psicópatas que no pueden considerar al otro y a los sufrimientos del otro. Y por otro lado la cuestión de la discriminación que fue desarrollada por Jorge Ríos, sobre todo cuando planteaba cómo, a veces, las diversidades estéticas, económicas o de género eran objeto de discriminaciones o mensajes de odio. Entonces digo: qué importante es replantear a las virtualidad y repensarla en función de lo relacionado a la discriminación, porque cuando la virtualidad o el mal uso de las redes sociales se terminan transformando en espacios donde se promueven discursos de odio, o de discriminación o rechazo, esto fragiliza claramente a las personas y genera padecimientos mentales y conductas antisociales. Esto si consideramos que el bienestar emocional de una persona y la regulación de su conducta y de sus impulsos deviene sobre todo de lo que un individuo es capaz de aprender en el trayecto de su vida, a partir de los intercambios con las personas más significativas que nos fueron marcando, y justamente promoviendo de recursos para regular nuestra conducta y para lograr el desarrollo de nuestro bienestar emocional. Entonces se puede pensar que la virtualidad tiene efectos positivos y negativos. Podemos pensar como efectos positivos que la virtualidad nos permite el acceso a información, a servicios, bienes y relaciones comunes que nos facilitan mucho la vida y promueven mucho el intercambio. Yo me pongo a pensar y a la hora de comprar y vender un vehículo, a la hora de hacer un trámite o si quiero aprenderme la recete del budín de pan, la virtualidad nos provee esos recursos. También nos propone una vía de escape frente a situaciones de estrés o tensiones laborales, personales y demás. Acceder a un videíto gracioso o una música o ver algún tipo de hazaña sorprendente en las redes descomprime y nos afloja ese vínculo con la preocupación y el compromiso.
-¿Esa búsqueda puede derivar en adicciones también?
-Es muy buena la pregunta, porque la idea es romper con la concepción de que lo que consuma va a generar una adicción en sí misma. La adicción es un padecimiento mental relacionada al sujeto, a la organización mental de la persona y a su historia, con los modos de enfrentarse a la realidad o a los problemas. No tiene que ver con lo que consuma, sino con la persona que genera un vínculo con algo particular que consume.
-¿Entonces la droga no produce adicción?
-La droga no produce adicción en sí misma, como no la produce el casino, el alcohol o los videítos (videos de Tik Tok, por ejemplo); eso tiene que ver con que la persona presente una falla a la hora de pensarse frente a la realidad, frente a su vida, que hace que quede pegada frente a una situación o consumo que otros utilizan recreativamente, terapéuticamente. Entonces me parece que la adicción tiene mucho más que ver con la familia de origen o con las posibilidades de generar proyectos personales más que con el dealer, con el dueño del casino, o con el que genera producciones audiovisuales en internet. Eso tiene que ver con ir rompiendo con un paradigma porque está muy instalado que lo que uno consume es lo que genera adicción. Este paradigma de a poco se va reemplazando por otro que presta más atención a la persona y no tanto al objeto de consumo, sea droga, alcohol, casino o videos en TikTok. En los niños la virtualidad puede actuar como un gran potenciador y estimulador de habilidades cognitivas o de áreas de intereses personales, pero cuando no está regulado por un adulto, sobre todo por los padres, el acceso a determinados contenidos virtuales puede promover ansiedad, distracción, hiperactividad o inclusive baja tolerancia a la frustración. Considerando que esa virtualidad de ahorra al niño, al adolescente ciertos desafíos sociales. Estar con un videojuego, o el hecho de ver una película o un video, el niño interactúa con algo del orden de lo humano, pero sin el desafío de la búsqueda de la aceptación del otro o los intercambios con los grupos de pares. Entonces esto también es de destacar, cómo de alguna manera esa virtualidad se propone como un espacio seguro, donde refugiarse, sobre todo cuando el contexto social se torna amenazante. También quiero resaltar el peligro que hay en el mal uso de esa virtualidad o de las redes sociales, cuando esta virtualidad o redes sociales se consolidan como un espacio de promoción de discursos discriminativos, de odio, de rechazo, cómo esto de alguna manera va desfragilizando a las personas y las va llevando a un lugar de desconexión con la realidad social. Estos mensajes discriminativos o discursos de odio que muchas veces se ven en lo virtual o en los comentarios de redes sociales y demás, creo que por un lado está dado por cierta fantasía de anonimato, de decir “yo no me vinculo con la persona, sino con una pantalla”, también con la falta de regulaciones de instituciones respecto a las redes, y que esto de alguna manera da cierta impunidad o habilitación a que personas puedan transformar las miserias o las frustraciones personales en mensaje de odio a otros.
-La virtualidad es una herramienta que nos permite la inmediatez, pero antes de la existencia de las redes, ¿Cómo se llevaban a cabo los discursos de odio, la descalificación a terceros (que no son nuevos)?
-Antes no era tan inmediato todo. Esto permite pensar nuevos escenarios donde se da el encuentro humano, que tienen condiciones distintas porque ahora ya no se trata de insultarte o provocarte cara a cara, sino a través de un teclado. En la búsqueda de información inclusive, donde uno no tiene que ir a una biblioteca a buscar un determinado concepto, resulta ser que ahora uno googlea una palabra en internet y ya tiene acceso a un montón de información. Me parece que lo que promueve la virtualidad es que fluyan los contenidos, y muchas veces uno busca contenidos para que sirvan como una especie de argumentos para afirmar algo que yo quiero afirmar de antemano. La virtualidad de hoy da cuenta de que los argumentos no importan, porque fluyen para un lado o fluyen para el otro. Estoy pensando en discusiones ideológicas, políticas o religiosas, o de fútbol, por ejemplo. Los argumentos fluyen en internet.
-Busco datos para sostener lo que yo ya pienso…
-Exactamente, intento darle sostén a lo que de base ya estoy pensando. Lo que más me preocupa es cuando estos espacios virtuales terminan activando mecanismos de exclusión, porque estos mecanismos cuartan aún más a la persona que ya está fragilizada o vulnerable de hacer lazo social, de poder desarrollar su vida en la realidad relacionada al orden social. En este punto es donde los mensajes de discriminación terminan promoviendo fallas en lo relacionado con las organizaciones mentales, básicamente produciendo síntomas, padecimientos mentales y también comportamientos a veces antisociales, perversos o transgresores, debido a que la regulación está en el encuentro del sentido con el otro, entonces cuando uno queda por fuera de ese circuito social también queda por fuera del sentido de realidad. Por eso decíamos cómo afectan estas actitudes discriminatorias o estos mecanismos de exclusión a las posibilidades de uno de realizarse o desarrollarse como persona desde lo que pensamos como el campo de la salud mental. Es importante tenerlo en cuenta porque esto hace directamente a lo que tiene que ver con el bienestar emocional, con la posibilidad de poner en juego un proyecto, del desarrollo subjetivo y el desarrollo de la vida de cada uno.
-Cuando hablamos desde esta columna de salud mental, incluimos mucho más que la salud con la mirada netamente de lo conocido, también ahora con esto, buscamos incorporar lo relacionado a la tecnología.
-Así es. La tecnología nos viene a proponer un nuevo escenario con cuestiones a favor y en contra. Es una nueva pista de baile en la que bailar. En ese sentido es importante flexibilizar los propios discursos, las propias ideas que tenemos a cerca de determinadas cuestiones. Lo conservador claramente va en detrimento de todo esto. Hoy es el Día Internacional de la Familia, me llegaron varios mensajes y era la imagen de la familia tradicional, que es un modelo en extinción; qué pasa cuando hay personas que se creen esos ideales y dicen “si yo no encajo en esa foto mi familia no tiene valor, o no puedo llegar a realizarme como persona porque ya me separé de mi pareja, y esto afecta al bienestar y a las posibilidades de desarrollo de cada persona”.
-¿Esta nueva oleada es un desafío para el campo de la salud mental?
-Es un desafío sobre todo para pensarlo no tanto en lo particular, para pensar también en el contexto que hace a la persona; porque cuando llega un paciente no viene flotando en el espacio, es el sujeto en la situación y en las circunstancias que está viviendo, y los problemas que a veces se hace la gente tienen que ver con problemas ligados a las banderas que sostiene más que a la situación problemática en sí, o la imposibilidad de pensar soluciones.
